por Michaela CANCELA-KIEFFER / Daniel BOSQUE
Manuela Carmena, una exjueza de 71 años, y Ada Colau, una activista antidesahucios de 41, tomaron este sábado las riendas de Madrid y Barcelona, llevando el espíritu del movimiento "indignado" apoyado por Podemos al poder de las principales ciudades españolas.
"Muchísimas gracias a la ciudadanía por hacer posible lo imposible", dijo Colau con la voz quebrada, después de aceptar convertirse en la primera alcaldesa de esta turística ciudad mediterránea de 1,6 millones de habitantes, la segunda más poblada del país.
Pocas horas antes, la jueza Carmena hacía lo mismo con el apoyo de veintinueve ediles, veinte de su lista Ahora Madrid y nueve del partido socialista, que pusieron fin a 24 años de ayuntamientos conservadores en la capital.
Los aplausos y los gritos de "sí, se puede", lema "indignado" por excelencia, estallaron en el consistorio madrileño, donde estaba rebosante de alegría Pablo Iglesias, el líder de Podemos, que se integró en Ahora Madrid junto al movimiento del 15M y formaciones ecologistas y de izquierda alternativa.
Sus partidarios organizaron una fiesta en un parque de Madrid. "Esta es una pequeña batalla ganada. La gente así nos mueve mucho, nos ilusiona", celebraba Concha Álvarez, trabajadora sanitaria de 47 años, uno de los colectivos más afectados por la austeridad aplicada durante la crisis.
En las elecciones del 24 de mayo, Carmena quedó segunda tras Esperanza Aguirre, histórica dirigente del Partido Popular, pero los socialistas del PSOE la apoyaron en nombre del "cambio" en esta villa impactada por la crisis y numerosos escándalos de corrupción.
"Estamos al servicio de los ciudadanos de Madrid, queremos gobernar escuchando, que nos llamen por nuestro nombre de pila, que nos tuteen", dijo Carmena en su discurso.
Aguirre le pidió responsabilidad y mantener las libertades que, según ella, están ahora amenazadas por el auge de la izquierda alternativa. "Somos el primer escaparate de nuestra nación", advirtió la líder conservadora.
Las primeras medidas de Carmena se dirigirán a los niños pobres, a quienes quiere garantizar dos comidas diarias, y las personas en riesgo de ser desahuciadas.
La exjueza, militante comunista en su juventud y defensora de los derechos humanos, hereda una ciudad de tres millones de habitantes, con un coqueto centro histórico pero donde escuecen las heridas de seis años de crisis y una tasa de desempleo del 16%.
- Contra la exclusión social -
Una situación similar ocurre en Barcelona, donde casi un tercio de su población vive en riesgo de exclusión social y existen diferencias abismales entre sus barrios.
Colau fue investida por mayoría absoluta con 21 votos, once de su candidatura Barcelona en Común y diez de los socialistas y los independentistas de izquierdas, contra los diez obtenidos por el exalcalde Xavier Trias, nacionalista conservador.
Unos 2.500 partidarios de su lista, formada por activistas y militantes de partidos de izquierdas como Podemos, se juntaron frente al consistorio para celebrar la elección con vítores y los tradicionales "sí, se puede".
La euforia también estalló en el interior de la solemne sala que acogió la ceremonia, donde ocuparon un puesto preferencial los representantes de entidades sociales que luchan contra la pobreza y las desigualdades.
Sin embargo, gobernar no será tarea fácil para Colau, con solo once ediles de 41. Para aplicar sus medidas deberá pactarlas con al menos tres de los siete partidos representados.
Desde estilos diferentes, Colau más contundente y Carmena más comedida, abordan los mismos temas: luchar contra las desigualdades y la corrupción y gestionar de manera más transparente y participativa las instituciones.
Listas con postulados similares dirigirán Valencia, un histórico feudo conservador plagado de escándalos de corrupción, Sevilla y Zaragoza, las otras grandes ciudades españolas después de Madrid y Barcelona.
En ninguna de ellas gobernará el Partido Popular del jefe de gobierno Mariano Rajoy, que perdió 10 puntos en los comicios del 24 de mayo y se verá desbancado por coaliciones de izquierdas en varias de las 14 regiones que renovaron sus parlamentos.
El varapalo forzó a Rajoy a prometer cambios en el gobierno y el partido con el objetivo de mantener su mayoría en las legislativas de noviembre.
Mientras, Podemos y sus aliados, ascendidos a tercera fuerza nacional, empezarán a demostrar desde las instituciones sus políticas con la esperanza de conquistar el gobierno central/AFP.