La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se dijo este lunes "indignada" por el proceso de destitución en su contra votado la víspera por la Cámara de Diputados y anunció que peleará hasta el final para evitar que el Senado lo apruebe.
"No me dejaré abatir, no me voy a paralizar por esto, voy a continuar luchando (...) como lo hice toda la vida", anunció Rousseff en una rueda de prensa en Brasilia, en su primera reacción pública después de la derrota sufrida en la cámara baja.
"Tengo fuerza, ánimo y coraje para enfrentar la injusticia (...). Recibí 54 millones de votos y me siento indignada por la decisión" de la Cámara, proclamó la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), acusada de ocultar la magnitud de los déficits públicos.
"No hay en mi contra una acusación de desvío de dinero público, no hay una acusación de tener dinero en el exterior. Por eso creo que [el pedido de impeachment] es una injusticia. Personas con cuentas en el exterior presiden la sesión de una cuestión tan grave", zanjó Rousseff, en referencia al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, investigado por corrupción.
Poco antes, Cunha había transmitido a su par en el Senado, Renan Calheiros, el informe que recomienda el impeachment de Rousseff.
Corresponde ahora al Senado someter a votación plenaria la apertura de un juicio de impeachment de Rousseff. "La estimación es que esa definición ocurra hacia el 11 de mayo", indicó la estatal Agencia Brasil.
Si la moción se aprueba y el juicio se instala, Rousseff sería separada transitoriamente del cargo y sustituida por Temer, a la espera de que los propios senadores declaren en un plazo máximo de 180 días a Rousseff culpable o inocente.
En la primera hipótesis, Temer concluiría el mandato hasta fines de 2018.
Según encuestas de la prensa brasileña, la oposición ya cuenta con la mayoría simple del Senado (de 81 escaños en total) necesaria para hacer avanzar el proceso.
- Presión sobre el Senado -
Cunha ya había anticipado que llevaría el informe personalmente para acelerar el desenlace de una saga que paraliza a la principal economía latinoamericana, golpeada por la recesión.
"Brasil necesita salir del fondo del pozo y tenemos que resolver esta situación lo más rápido posible. El Senado debe darle celeridad", declaró el domingo el legislador.
Las presiones sobre el Senado para dar el empellón final a Rousseff venían también de sectores productivos.
"Llamamos al Senado Federal a dar seguimiento a las acciones emprendidas hasta ahora, en el sentido de avanzar en los cambios deseados por la sociedad", afirmó la poderosa Confederación Nacional de Agricultura (CNA) en un comunicado.
Pero Calheiros advirtió que se atendría minuciosamente a las disposiciones de la Constitución.
"Nos piden agilizar el proceso. Pero no podemos agilizarlo y que parezca un atropello", declaró a periodistas. "Garantizaremos el proceso legal, los plazos de la defensa y tomaremos siempre en consideración la Constitución federal", subrayó.
La bancada del PT en la Cámara de Diputados denunció el lunes en un comunicado una tentativa de "golpe de Estado (...) liderado por [el vicepresidente Michel] Temer y por Cunha, con apoyo de medios financieros y empresariales que quieren mermar los derechos económicos, sociales y laborales del pueblo brasileño".
Brasil se encuentra en una situación de incertidumbre a menos de cuatro meses de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Rio, con una presidenta al borde de la destitución. En tanto que su vicepresidente, Michel Temer, acusado por Rousseff de "traidor", prosigue sus contactos para formar un nuevo gobierno.
- Decisión sobre Lula -
Rousseff afirmó además que espera que el Supremo Tribunal Federal (STF) desbloquee esta semana la designación de su predecesor y mentor, Luiz Inacio Lula da Silva, para ocupar el cargo de ministro jefe de gabinete.
Un magistrado la había paralizado por sospechar que el nombramiento obedecía a una estratagema para poner a Lula al abrigo de la justicia ordinaria, que investiga si obtuvo beneficios de la red de corrupción de Petrobras.
Pero aun así, el exsindicalista puso en juego todo lo que le queda de poder y prestigio para tratar de articular alianzas que le permitan a Rousseff salvarse del impeachment.
"Lula ha ayudado mucho y esperamos que esta semana se le autorice a asumir" el cargo ministerial, señaló Rousseff. "Espero que pueda venir a aportar una gran contribución", agregó.
Rousseff anunció además que habrá una "gran recomposición ministerial" para "construir un gran camino".
Pero antes de eso, la exguerrillera tendrá que evitar que el Senado abra en su contra el proceso de impeachment.