"¡Allá vamos Quito!", gritaron este domingo cientos de indígenas del sur de Ecuador al emprender una caminata de 800 km en rechazo al gobierno de Rafael Correa, y para unirse a la huelga general convocada para el 13 de agosto.
La marcha, que partió de la localidad de El Pangui, en la provincia de Zamora Chinchipe, en la frontera con Perú, prevé alcanzar su destino en 11 días.
Antes de emprender el largo camino, algunos de cuyos trayectos realizarán en vehículo, los indígenas encabezados por Salvador Quishpe, prefecto de Zamora Chinchipe, celebraron una ceremonia de agradecimiento a la Madre Tierra.
Hombres y mujeres se reunieron alrededor de una fogata y un altar hecho con frutas y flores, según imágenes del portal informativo La República.
"¡Allá vamos Quito!", proclamó Quishpe al cierre del acto, ante lo cual los asistentes gritaron "¡fuera, Correa, fuera!".
Los indígenas que lidera Quishpe, que en 2014 realizaron una protesta similar que el gobierno tildó de fracaso, partieron hacia la capital, esta vez confiados en amplificar su voz en medio de las protestas que acosan a Correa desde hace dos meses.
Los aborígenes exigen el retiro de un paquete de enmiendas constitucionales que tramita el Congreso, de mayoría oficialista, incluida una que le permitiría a Correa, en el poder desde 2007, postularse a un nuevo mandato en 2017.
"La Constitución no le permite al presidente ir a una reelección indefinida. Si quieren ir a una reelección indefinida (...) tienen que llamar a una consulta popular", dijo Quishpe a la AFP vía telefónica.
Al igual que hace un año, los indígenas exigen además que se archiven leyes o iniciativas sobre la administración del agua y de la tierra, que en la práctica les quita poder en el manejo de esos recursos en sus territorios.
Quishpe calculó que unos 700 indígenas iniciaron el recorrido a pie, pero confió en que muchos más se sumarán a la protesta en los siguientes días.
La policía no ha informado sobre el número de participantes en la caminata.
- "No queremos la cabeza de Correa" -
Muy popular entre otros sectores sociales, el presidente de Ecuador afronta lo que él mismo ha llamado una "difícil crisis política", a raíz de las protestas que estallaron el 8 de junio.
El mandatario desató la ira de empresarios, organizaciones de derecha y de la clase media con sus políticas de redistribución de la riqueza mediante la elevación de impuestos a las herencias y a la plusvalía.
El malestar, que también alcanza a sectores indígenas, devino al poco tiempo en una critica generalizada al gobierno y al estilo de gestión de Correa, que sus adversarios tildan de autoritario.
"Lejos de estar pidiendo la cabeza del presidente, nosotros reclamamos que el presidente rectifique", señaló Quishpe.
La caminata que partió desde el sureste de Ecuador forma parte del "levantamiento" (una protesta progresiva sin armas) que anunció en pasados días la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).
La otrora poderosa organización, que en el pasado contribuyó a la caída de varios presidentes a través de sus masivas manifestaciones, ya han tratado de "levantarse" contra Correa, pero sus intentos no han hecho ceder al gobierno.
Jorge Herrera, presidente de la Conaie, expresó a la AFP que la protesta será "pacífica". El objetivo es "exigir que el gobierno nos escuche y nos dé respuestas a las demandas concretas", indicó.
Los indígenas prevén llegar a la capital el 13 de agosto para apoyar la huelga general convocada por los sindicatos, además de grupos y políticos de oposición.
El mandatario, quien ha calificado el paro de "ilegal" e "ilegítimo", señaló esta semana que la protesta pretende "poner supuestamente en jaque al gobierno" y hacer una "demostración de fuerza".
Agregó que la Conaie está "profundamente dividida", pues varios grupos indígenas son cercanos al gobierno y han criticado el llamado a un "levantamiento".
"Tienen el derecho a marchar, no tienen el derecho a paralizar el país", dijo el mandatario a la prensa en alusión a eventuales bloqueos de vías.
Los indígenas representan un 7% de los 16 millones de ecuatorianos, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Sin embargo, la Conaie considera que constituyen un 35% de la población.