El año nuevo y la economía | El Nuevo Siglo
Martes, 31 de Diciembre de 2019

Cómo explicar que este año Colombia haya liderado el crecimiento económico de América Latina y que, a su vez, las calles hayan visto el cacerolazo hasta sinfónico a manera de protesta, en esencia de jóvenes y organizaciones sindicales, que por más de cien razones datan de una inconformidad no muy puntualizada.

La economía colombiana, en términos de la Asociación de Instituciones Financieras ANIF, presenta un “rebote moderado” y crece al 3.1% en año corrido hasta septiembre, frente al 0,5% del conjunto de países de Latinoamérica.

Es este un motivo para ganar confianza. Hay que desagregar ese crecimiento y vislumbrar los efectos de ciertas medidas de coyuntura, que terminan por afectar las circunstancias como también las tendencias estructurales que han terminado por afectar los indicadores que se sienten más popularmente e imprimir un espíritu positivo al año que entra. 

Este crecimiento lo han impulsado ciertamente el sector que mueve la actividades financieras (6.1%) y el sector de comercio-transporte-turismo (4.9%) mientras se deprime el ritmo de los sectores de la construcción (-1.9%) y las comunicaciones (+2.5%), en cifras año corrido hasta septiembre. No quiere decir esto que todo se queda como un privilegio en las instituciones del sector financiero, tiene la bondad de impulsar la llamada inclusión financiera donde muchos más pueden acudir a sus canales de captación de depósitos y colocaciones de crédito.

Sin embargo, ese crecimiento aún no rompe en verdad con el empoderamiento de la industria, que apenas crece en un 1.9% en igual período, determinado, según ANIF, por los altos costos del transporte y laborales. Cuestión que incide en una baja innovación para las exportaciones, que sin considerar petróleo e hidrocarburos, siguen pegadas a productos básicos muy sensibles a los vaivenes de los precios del mercado internacional y donde los esfuerzos en la infraestructura todavía deben consolidarse.

La dinámica y baja diversificación de las exportaciones termina viéndose en un déficit de Cuenta Corriente del 4.5% del PIB, que se ha deteriorado de manera preocupante en los dos últimos años, con las consecuentes presiones para el fisco. Es de esperar o mejor hay que tener la esperanza que esa reforma tributaria, por muchos criticada, vigorice como su nombre lo dice, la ley de crecimiento y otorgue ese necesario impulso exportador.

Ahora cómo entender que la economía va relativamente bien, con los lunares grandes indicados, si es evidente un deterioro en la tasa de desempleo, altas tasas de impuestos, no obstante ciertos alivios corporativos y una mayor inflación que limita con el rango de alerta del Banco de la República, a pesar de ser tasas históricamente más moderadas…

Según la Asociación, es de esperarse que se controle la tasa de desempleo y se mantenga en el 10.5% dada una mejor absorción de mano de obra, teniendo en cuenta que este año los empleadores debieron ajustarse al aumento histórico en el salario mínimo del 2019 -que trajo finalmente sus consecuencias- y aún con la oferta ampliada del millón seiscientos de venezolanos.

El año 2020 nos puede augurar buenos vientos y depende del trabajo constante y la orientación adecuada, que sus frutos darán. ¡Feliz Año!  

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

uribemariaelisa@gmail.com