"$6 billones al año cuesta tratar enfermedades derivadas del tabaco" | El Nuevo Siglo
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Jueves, 3 de Diciembre de 2020
Redacción Política

En el Congreso se estudian en la actualidad tres proyectos sobre el incremento de impuestos al tabaco, no solo para que los departamentos tengan más recursos sino también para reducir el consumo por razones de salud.

EL NUEVO SIGLO habló con Blanca Llorente, directora de Investigación en la Fundación Anáas.



EL NUEVO SIGLO: ¿Ve ambiente para que alguna de estas iniciativas salga adelante?

BLANCA LLORENTE: Siempre los proyectos que tienen que ver con control de tabaco tienen un tránsito difícil en el Congreso, y la razón es porque hay un lobby fuerte siempre de parte de la industria tabacalera para bloquear cualquier iniciativa que reduzca el consumo porque les afecta directamente su negocio.

Afortunadamente diría que en este momento en el Congreso hay cada vez más conciencia de los riesgos y de los enormes costos sociales que implica el tabaco, y creo además que el contexto de la pandemia nos ha sensibilizado aún más de la importancia de tomar medidas protectoras de la salud de la población porque finalmente vemos también las consecuencias en términos económicos, de desarrollo y de calidad de vida.

ENS: O sea, es un tema de salud pública…

BLL: Guardo un optimismo cauteloso frente a la posibilidad de que se pueda avanzar en estos temas. Además el Ministerio de Salud ha manifestado, incluso en un concepto que emitió dirigido al Congreso a principios de este año, su compromiso con aumentar los impuestos de manera importante porque saben que es la medida de salud pública que más funciona para reducir el consumo.

El tema del impuesto hay que entenderlo en estos casos, no como un afán de recaudo, porque de hecho en Colombia se recauda una fracción mínima de lo que nos cuesta el consumo de tabaco, sino  en primer lugar como un ahorro en los costos de tratamiento que son alrededor de $6 billones al año lo que nos cuesta la atención de enfermedades atribuibles al tabaquismo; y más allá de eso una reducción en costos de productividad y de competitividad, que si se suman a los costos de salud, llegan a los $17 billones al año.

Entonces frente a eso lo que se puede recaudar, que hoy en día es un poco más de un billón de pesos, pues si bien es importante, nunca es comparable con los otros impactos económicos que se logran con la reducción del consumo.

ENS: Ustedes proponen triplicar el impuesto al tabaco para bajar el consumo, ¿esto ha funcionado en otros países?

BLL: Un primer antecedente es que ya se triplicó en Colombia en el periodo 2016 al 2018, cuando por primera vez le apostamos a esta medida. Es que Colombia tenía uno de los impuestos y uno de los precios más bajos de toda la región. Era el segundo precio del cigarrillo más barato después de Paraguay. Hoy en día estamos más o menos en octavo lugar entre los más baratos.

Es decir, seguimos teniendo un cigarrillo barato. El impuesto es más o menos 70 centavos de dólar por cajetilla, esto en términos de las comparaciones internacionales sigue siendo un impuesto muy modesto.

Nos basamos tanto en la misma evidencia que tenemos del caso colombiano como en la revisión de casos de éxito que han hecho organizaciones como el Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud y un creciente número que ya se cuenta entre los cientos de estudios que se han hecho sobre la efectividad de hacer aumentos grandes en los impuestos.  

ENS: ¿Qué tan buena es la normatividad colombiana en cuanto al control de consumo del tabaco?

BLL: Creo que en general el hecho de que Colombia está implementando múltiples aspectos del convenio marco para el control del tabaco, que es el tratado de salud pública que nos ayuda a tomar medidas basadas en la evidencia para reducir el tabaquismo, se ha logrado avanzar. En materia de ambientes libres de humo creo que es donde tenemos mayores logros, aunque siempre hay que seguir avanzando en promover la cultura de los ambientes libres de humo, en aumentar el cumplimiento de las normas de estos espacios, sobre todo en discotecas y bares.

En donde tenemos grandes problemas es en la regulación, que en el papel está muy bien pero en la práctica tenemos problemas en el cumplimiento de la prohibición a la publicidad, promoción y patrocinio de productos de tabaco. Allí constantemente estamos viendo sobre todo publicidad en puntos de venta, estamos viendo promociones de precios y toda clase de estrategias, por ejemplo, en redes sociales, con correos de promoción directos a los clientes potenciales y con el uso de promotores de productos.