Educación y presupuestos | El Nuevo Siglo
Sábado, 20 de Octubre de 2018

“Oscuros móviles politiqueros”

 

Durante las últimas semanas la cascada de noticias que, atropelladamente entre nosotros, se reemplazan unas a otras, ha estado dominadas por las exigencias estudiantiles que solicitan, con mucho ruido, una mejora en la educación superior ofrecida por las universidades públicas del país.  

Hay mucho de bueno en esas movilizaciones. Nadie en sus cabales puede estar en contra de la construcción de una ruta que garantice una franca mejoría en la educación pública en general, pero sobre todo, haciendo énfasis en la educación superior, en particular la ofertada por las universidades públicas establecidas en los distintos entes territoriales.

Es lugar común afirmar que un pueblo que carezca de una buena educación, camina ciego hacia el abismo de su propia destrucción. Condenado al atraso y a los sufrimientos que acompañan a una sociedad que solo le ofrece a unos pocos las oportunidades de progreso que solo son propios de una buena formación.

Está claro que solo nivelando la cancha de las oportunidades con una oferta educativa de calidad será que podremos revertir los índices de espanto, que todos debemos aborrecer, que nos muestran, al compararnos en los escenarios mundiales, como uno de los países más atrasados en todos los frentes de la economía, la competitividad y, lo que es peor, la desigualdad social.

Desafortunadamente no todos los hilos que mueven estas grandes movilizaciones son manifestaciones de altruismo en búsqueda de nobles objetivos. Ciertamente no todo está claro en las actuales manifestaciones populares que presenciamos.

Detrás de ellas hay, desafortunadamente, oscuros móviles politiqueros de siniestros politiqueros, que pululan entre nosotros por desgracia, como lo son el senador Gustavo Petro y su cercano círculo de aliados y asesores.

Sin duda son ellos los que azuzan estas manifestaciones, sin percatarse de que la mayoría sabemos que lo que en realidad persiguen es el fracaso del actual gobierno del presidente Duque. ¿Acaso alguien los vio haciendo lo propio en las nefandas épocas del gobierno anterior?

Contrasta esa actitud con los planteamientos hechos por el presidente Duque durante su campaña. Prometió entonces, y ahora trabaja para lograrlo, a pesar de haber encontrado secas las fuentes presupuestales, que el gobierno anterior irresponsablemente agotó, hacer las gestiones necesarias para fortalecer la educación superior pública beneficiando prioritariamente a los menos favorecidos, con educación superior de calidad y gratuita. Esa es su prioridad.

Aun así, debemos tener claro que gran parte de la solución al déficit acumulado de las universidades públicas pasa por una mejora sustancial en la gestión gerencial de las mismas. Es necesario corregir las malas gestiones administrativas de muchas de ellas, que se convirtieron en monstruosas naves del aparato politiquero en sus respectivos territorios o fueron tomadas por organizaciones malsanas.

Es malo que esas deficiencias administrativas hayan impedido que la mayoría de ellas no tengan todavía la acreditación de alta calidad. Recordemos que de las 47 universidades que han alcanzado esos deseables estándares de calidad, solo un puñado son públicas, cosa no solo lamentable sino que debe corregirse a la brevedad posible.