Campaña para identificar un cajero adulterado | El Nuevo Siglo
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Sábado, 3 de Agosto de 2019
Redacción Economía

Los cajeros automáticos son uno de los medios más utilizados en Colombia para retiros y movimientos de dinero. A pesar del crecimiento que han tenido las aplicaciones móviles y los canales digitales, la mayoría de los colombianos hacen uso regular de estas máquinas para manejar sus finanzas.

“Cuando un cajero automático ha sido alterado, es común que el delincuente esté cerca del lugar para apoderarse de la información o el dinero. Las modalidades de robo que bloquean la ranura del efectivo, por ejemplo, requieren de una persona que desbloquee la ranura para obtener el retiro de la víctima. Por eso, una buena práctica de prevención que se puede adoptar al momento de ir al cajero es supervisar el entorno para detectar terceros que puedan estar atentos a las transacciones. Si el cliente sospecha de alguien, es preferible que se abstenga de usar el cajero en ese momento”, explicó César Serrato, gerente de Producto del Banco Falabella.

De acuerdo con las cifras más recientes del programa gubernamental Banca de Oportunidades, en Colombia hay 46,5 cajeros automáticos por cada 100,000 adultos y 16,4 por cada 1,000 kilómetros cuadrados.

Por eso, aprender a identificar las señales de un cajero intervenido ayuda a los usuarios a cuidar su flujo de dinero en el corto plazo.

Existen cuatro pasos elementales que expertos y autoridades recomiendan para determinar si un cajero ha sido adulterado y evitar ser víctima de estos delitos:

Características de la superficie de la máquina: evaluar si el diseño original del cajero ha tenido alguna modificación es el primer ejercicio para identificar el riesgo.

Un entorno sospechoso: en ocasiones, las alteraciones a los cajeros se hacen con tanta precisión que pueden llegar a ser casi imperceptibles.

Buscar desproporciones: si el usuario percibe que alguna de las partes del cajero es más grande de lo habitual o no tiene armonía con el resto.

Partes poco fijas: ya que una de las modalidades más recurrentes consiste en sobreponer artefactos en alguna de las partes del cajero -micro cámaras para leer las claves o sensores para clonar bandas magnéticas-.