Una prórroga acertada | El Nuevo Siglo
Miércoles, 8 de Abril de 2020
  • Cuarentena está achatando curva epidemiológica
  • Urgente acelerar apoyos sociales y a las empresas

 

La prolongación hasta el 26 de abril del período de cuarentena general al que está sometido el país desde hace dos semanas, como principal fórmula para frenar la curva de contagios y decesos por el Covid-19, era muy previsible. La mayoría de los países que han acudido al aislamiento social como mecanismo para enfrentar el coronavirus también aplicó prórrogas, según la curva epidemiológica en sus territorios. La Organización Mundial de la Salud ha recalcado que mantener a la mayor cantidad de población en sus casas no solo reduce sustancialmente la circulación del virus, sino que evita que el sistema hospitalario termine desbordado por un pico de enfermos críticos, sobre todo de quienes requieren de asistencia respiratoria mecánica en las unidades de cuidado intensivo, cuyo número es limitado incluso en las naciones con mayor nivel de desarrollo. 

No se trata de una decisión caprichosa. Por el contrario, fue tomada tras un serio y detenido análisis sobre la cantidad de casos confirmados y descartados, el número de pacientes hospitalizados, los infectados que se encuentran aislados en sus casas, el porcentaje de recuperados, la distribución geográfica del brote y la posibilidad de establecer el nexo epidemiológico, es decir el cómo, cuándo y dónde se produjo el contacto con el virus. La interpretación objetiva de esas variables permitió a las autoridades sanitarias concluir que la cuarentena ha logrado, hasta el momento, desacelerar el ritmo exponencial de contagios, un mes después de confirmar el primer caso. Si bien es cierto que no hemos llegado al pico de la epidemia, es evidente que si no se hubiera tomado la decisión de aislar a gran parte de los cincuenta millones de colombianos en sus residencias hoy tendríamos el doble, triple o más casos de contagios así como de personas fallecidas por esta causa.

Visto lo ocurrido en algunos países de Europa y lo que se está registrando en nuestro continente, especialmente en Estados Unidos o Ecuador, naciones que tardaron en ordenar la cuarentena general, lo procedente en Colombia era alargar el confinamiento poblacional decretado hace dos semanas porque, como bien lo afirmó el Presidente de la República, es una medida de salud pública extraordinaria que salvará vidas y le permitirá al sistema sanitario ganar un valioso tiempo para seguir aumentando su capacidad de respuesta a la epidemia, sobre todo en lo relativo a un mejor alistamiento hospitalario a lo largo y ancho del territorio. El acierto en la prolongación de este aislamiento social se confirma, además, en que todos los gobernadores y alcaldes respaldaron la medida gubernamental e, incluso, consideran urgente que las autoridades sean más efectivas a la hora de hacer cumplir la cuarentena, de forma tal que sólo estén circulando en las calles aquellas personas incluidas en las 34 excepciones señaladas inicialmente para evitar que se interrumpa el sistema de salud, de servicios públicos, de abastecimiento de productos y víveres de primera necesidad así como de otras actividades esenciales.

Claro, la decisión de mantener por más tiempo en sus casas al 95% de los colombianos tiene grandes implicaciones en materia económica, productiva, empresarial, laboral y de fuente de ingreso de las familias. Como lo hemos reiterado en estas páginas, el confinamiento social no implica, en modo alguno, apagar la economía, ya que sería peor el remedio que la enfermedad. Por el contrario, es necesario mantener andando los rubros más prioritarios y esenciales, a la par de agilizar la implementación real y efectiva de todo el paquete de alivios y ayudas dispuesto por el Gobierno para poder superar esta etapa crítica. Por ejemplo, en lo que hace a los subsidios, entregas de mercados y otro tipo de beneficios económicos a las familias más vulnerables se requiere ahora de una mayor celeridad, dado que a medida que pasan los días las familias confinadas urgen mayor asistencia socioeconómica. De igual manera, es imperativo que los créditos y otras líneas de apoyo financieras, administrativas y tributarias activadas para el empresariado se agilicen o, de lo contrario, se agravará el ya de por sí crítico panorama de muchas compañías que no tienen cómo cancelar nóminas, proveedores y otro tipo de obligaciones inaplazables. Como bien lo advirtieron ayer dirigentes gremiales y empresariales, si no se superan rápidamente las trabas para las líneas de apoyo económico al sector privado, sobrevendrá una ola de quiebras y pérdida de empleos. Incluso, al ampliar el tiempo en que el país estará con una economía a media marcha, se impone crear más herramientas de respaldo y ayuda directa.

En síntesis, la prórroga de la cuarentena es una medida inteligente y justificada dirigida a limitar en forma sustancial los contagios y decesos por la epidemia. Para asegurar su correcta implementación se requiere, prioritariamente, no sólo la consciencia de cada colombiano sobre la importancia de quedarse en casa y los protocolos sanitarios, sino también que desde el Estado se concreten las herramientas de apoyo a familias y empresas para sobrellevar esta difícil e inédita prueba.