La contaminación y el Covid-19 | El Nuevo Siglo
Foto archivo El Nuevo Siglo
Sábado, 4 de Abril de 2020
Alvaro Sánchez

Volvemos a partir de una vieja disyuntiva que nos enfrenta entre dos aspectos fundamentales; es más importante el planeta, como sitio que permite la supervivencia del ser humano, o es más importante el ser humano sin importar el deterioro del planeta. Esta discusión tiene partidarios de lado y lado y podría ser algo de nunca acabar, tal como la pregunta eterna ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?

En el mundo, en general se manejan constituciones de tipo antrópico, es decir aquellas en las que el centro es el hombre; son excepción a la regla las constituciones de Bolivia y Ecuador, en las cuales los derechos de la naturaleza son superiores a los derechos de los seres humanos. En éste contexto mundial, se presupone que el planeta se debe conservar, no por el prurito de conservarlo, sino por el alargamiento o la prolongación de la vida humana, tal y como la conocemos sobre el planeta; sin embargo es claro que los recursos han de ser utilizables para que dicha prolongación tenga sentido en función de la calidad de vida de los seres humanos y que el comportamiento natural del planeta no se vea afectado por la acción del hombre, generando los mal llamados “Desastres naturales”.

Debemos si afirmar que los desastres nunca son naturales sino más bien pueden denominarse de “origen natural”, dado que los comportamientos de la naturaleza son predecibles y cíclicos y por lo tanto las consecuencias de los mismos pueden ser evitadas o mitigadas con un adecuado panorama de la gestión del riesgo.

Desde esta perspectiva es importante entender como incidimos los seres humanos en los fenómenos naturales; para ello es importante comprender que todos los daños que causamos a la naturaleza son producto de la estupidez humana, pero siendo un poco profundos en el análisis debemos comprender que en realidad lo que falta es información y educación en la población en general para que esta entienda la dimensión del problema y la gran cantidad de amenazas que como consecuencias de su irresponsable comportamiento se ciernen sobre el planeta; Desde este punto de vista hace falta un esfuerzo mucho mayor por parte del gobierno nacional para lograr minimizar los riesgos.

Uno de estos riesgos, parece ser reflejado por un estudio serio, recién publicado por la Universidad de Bolonia en Italia, liderado por el profesor Setti; en este estudio se demuestra como la expansión de la pandemia actual en el valle de Po, es de lejos la más rápida de Italia. Lo importante del tema no es esta deducción sino la hipótesis de investigación, ella afirma que la expansión se ha favorecido por efecto de la contaminación concentrada en el aire, más grave aún si consideramos que esa conclusión se obtiene de estudios de virus anteriores, como el sarampión, en los cuales las partículas contaminantes sirven a manera de catalizadores para fijarlas en la población.

Si el estudio está en lo cierto, y todo indica que así es, nuestros problemas de contaminación en algunas zonas de las grandes ciudades, pasarán a tener características mucho más graves que lo que se está planteando; la naturaleza está ayudando a pasar cuenta de cobro por el comportamiento absurdo que mantenemos para con el planeta.

Parte de lo que necesariamente tenemos que aprender es que, si bien es importante la producción y la economía, es mucho más importante lograr el adecuado sostenimiento del hábitat de nuestra especie. ¿Para qué desarrollo sin planeta? Y ¿Para qué planeta sin humanos? El país debe mantener sus políticas ambientales y mejorarlas en lo posible, para generar una mejor oportunidad de supervivencia a las futuras generaciones.

alsanchez2006@yahoo.es

@alvaro080255