No dar tregua a la dictadura | El Nuevo Siglo
Jueves, 21 de Febrero de 2019
  • Días clave en el cerco final a Maduro
  • FF.MM. y reto de la ayuda humanitaria

 

 

 

Las horas decisivas para sacar del poder a la dictadura venezolana son las actuales. Entre más tiempo gane Nicolás Maduro y el chavismo en general en medio de la crítica coyuntura, más difícil será poner término al régimen oprobioso. Esa premisa, que defienden muchos gobiernos e instancias internacionales, así como la propia oposición interna, en cabeza del presidente interino Juan Guaidó, tiene que ser la única hoja de ruta aplicable para poder superar la tragedia política, económica y social en la vecina nación y  forzar el retorno a un sistema democrático pleno que signifique finiquitar la negra noche que sufren millones de personas a merced de una satrapía indolente y bárbara que, en su fuero interno, ya sabe que se le acabó el tiempo.

Más allá del duelo musical que se vivirá mañana en los puentes fronterizos entre Colombia y Venezuela, el hecho  verdaderamente importante será el sábado. Ese día el gobierno provisional de Guaidó, bajo cuyo liderazgo y respaldo se han recogido centenares de toneladas de víveres, medicinas  y otros productos de ayuda humanitaria, tendrá la primera oportunidad de que una directriz suya pueda tener aplicación interna en Venezuela. Hasta el momento las órdenes que ha dado el mandatario interino han tenido solo efecto externo, como el nombramiento de representantes diplomáticos o la toma de control sobre las filiales de la industria petrolera venezolana en Estados Unidos y otras naciones.

De nuevo, como siempre ha sido claro, el ingreso de la ayuda humanitaria dependerá de la postura que tomen las Fuerzas Militares, la Guardia Nacional y los demás organismos de seguridad. Aunque desde Caracas la cúpula castrense y policial afecta a Maduro insiste en que no se abrirán las fronteras para el acceso de los centenares de toneladas de productos donados por la comunidad internacional, en muchas regiones fronterizas y del interior el estamento militar parece proclive a lo contrario, consciente de que la dictadura no puede, por aferrarse ciegamente al poder, seguir sometiendo a la población a la hambruna, las enfermedades endémicas y la propia muerte por falta de alimentos y medicinas. En ese orden de ideas lo que este fin de semana estará por verse en Venezuela es si los sectores de la Fuerza Pública que aún respaldan al régimen llegan al extremo de enfilar las armas contra las guarniciones y los grupos de uniformados que estén dispuestos a dejar que las donaciones, que se requieren con urgencia, ingresen a su territorio.

Ya está visto que las Fuerzas Militares prochavistas no tienen el menor recato ni consciencia institucional a la hora de atacar a los civiles que protestan masivamente en las calles. Sin embargo, falta ver si se atreven a lo mismo cuando al otro lado los que están son sus propios compañeros de armas. Unos y otros saben que es un delito de lesa humanidad trabar la ayuda humanitaria. Y unos y otros saben que está en juego también la posibilidad de una amnistía, parcial o total, para las filas castrenses y policiales una vez cambie el gobierno.

El próximo lunes, igualmente, será una fecha clave para la cruzada internacional en pos de acabar con la dictadura chavista. Ese día se reúnen en Bogotá los cancilleres de la mayoría de los trece países que hacen parte del Grupo de Lima, bajo cuyo liderazgo se ha instrumentado en los últimos meses todo el bloque de presión internacional contra Maduro y compañía. Este nuevo cónclave de las treces naciones americanas- aunque no se sabe qué pase con México- es muy distinto a los ocurridos meses atrás, ya que ahora el gobierno de Guaidó cuenta con el respaldo no solo de este grupo de naciones sino de más de una treintena de países de nuestro continente, Europa y otras latitudes.

Así las cosas, es evidente que lo que ocurra entre el viernes y el lunes será determinante para acelerar o dilatar la caída de la dictadura. No es momento, por más buena intención que tengan los mediadores, de abrir instancias de diálogo con el régimen chavista, pues está más que comprobado que Maduro urge este tipo de medidas como fórmula para escapar del cerco internacional y maniobrar internamente para seguir acallando por medio de la violencia y la presión institucional a la oposición y las masas que exigen que dé un paso al costado y permita reiniciar la construcción nacional.

Como se dijo al comienzo, la satrapía está acorralada y llegó la hora, utilizando todos los medios políticos, diplomáticos y pacíficos, de darle el puntillazo final.