El futuro de Trump y las adivinanzas | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Enero de 2020

Un único profesor estadounidense previó el triunfo de Trump antes de que este siquiera hubiese sido nominado por el partido republicano a la presidencia. Él ha acertado en todas las predicciones respecto al resultado de las elecciones norteñas desde 1984, lo cual es por cierto en sí mismo una anomalía, es decir una improbabilidad. Para usar del pensamiento cuántico de Alicia a través del Espejo “no es imposible, solo no posible”.

Aclaro que sus aciertos no son producto de simpatías partidistas. Sin con esto decir que ese faltante le ayudó a acertar. Lo usual entre los estudiosos de los fenómenos sociales es abstenerse de hacer predicciones para no arriesgar el pellejo de la credibilidad académica, y si acaso escriben convencionales artículos que no contienen ni un error ni un acierto. Pero este profesor no se prudenció, ni se contentó con no equivocarse y logró acertar de un modo, como es evidente, anómalo. Da clases de historia en America University de Washington. Antes que el partido Demócrata ganara la mayoría en el Congreso predijo muy orondo y fresco por televisión que Trump sería enjuiciado, lo cual por supuesto produjo racionalistas sonrisas de su entrevistadora. Y no pocas burlas entre el público.

Su nombre es Allan Lichtman. ¿Cuál es su “método”? Me permito decir que ninguno, aun si bien para hacer concesiones al logo-centrismo académico intentó mostrarlo como el resultado de 13 preguntas aplicadas. Pero el método es aún menos probable que ese chiripazo serial de golpes de dados. Y quienes lo aplican no obtienen idénticos resultados.  Es decir, se cumple el adagio chino “Si el método correcto lo aplica la persona incorrecta, el método correcto da resultados incorrectos.”

Hace varios siglos el padre del empirismo, Locke, decía que todo lo que conocemos ha pasado previamente por los sentidos. Otro gran filósofo alemán (Leibniz) le respondió: “Sí, todo excepto la mente misma.” Es evidente que el profesor Lichtman ha visto algo algo que los demás no vemos. Y a veces cuando no está en el ambiente académico y lo acosan con preguntas se rinde y dice, “se trata de una mera intuición”.

Con los saberes no reducibles a un método positivista, apreciamos mejor a Alicia a través del espejo. Y quienes los niegan en nombre digamos del racionalismo quedan con la carga de la prueba de refutar esas anomalías. Pero ese esquema tan arraigado en el siglo pasado está agotándose. Como por otro lado no se ha afianzado la nueva matriz del conocimiento llamado “de la complejidad”, queda difícil tener la osadía de Lichtman de predecir el indefinido futuro que es algo que debe ser configurado y no un lugar turístico. El profesor predijo el año anterior, cuando el juicio político sonaba risible, que la era Trump tocaba a su fin. Y trato de “racionalizar” su intuición diciendo que este al pasar a la defensiva por la acusación, perdería su mejor arma que es imponer su relato a los pasivos televidentes.