Prosur | El Nuevo Siglo
Martes, 22 de Enero de 2019

Inspirada por Chávez y Lula da Silva, apareció en 2008 como por encanto (encantó a todos los mamertos y semimamertos de América del Sur) una “organización” internacional que se llamó Unasur, a la que se le dieron facultades a través de un Consejo de “Jefas y Jefes de Estado” para actuar como un sustituto de la OEA, dirigida en ese entonces por José Miguel Insulza, y considerada por Chávez como una herramienta de los Estados Unidos.

Doce Estados Suramericanos la conformaron, pero en abril de 2018, seis de los miembros anunciaron que dejarían de participar en la Organización, aduciendo, entre otras razones, que desde que el expresidente Samper abandonó la Secretaría General en enero de 2017 no habían sido capaces de elegir un reemplazo.

Duque anunció en agosto de 2018, apenas posesionado, el retiro definitivo de Colombia por considerar que el organismo solamente servía de pie de estribo para defender el bolivarianismo y el socialismo del siglo XXI. Por supuesto, las cosas han cambiado desde que Unasur se creó y los regímenes mamertos, con excepción de Evo Morales, han desaparecido en Suramérica, y el gobierno venezolano se ha convertido en una dictadura oprobiosa e indefensable.

Colombia fue una leal defensora de “nuestro nuevo mejor amigo” hasta la salida de Santos, pero ha sido la primera en apartarse definitivamente de Unasur.

El presidente Duque ha dicho que, con el presidente de Chile, Sebastián Piñera, están pensando en crear un ente que se llamaría Prosur para reemplazar Unasur. ¿Es esta una buena idea? Me temo que no. No hay ningún argumento que justifique crear una nueva organización, ni política ni económica, en el sur del continente y, menos aún, mirando el panorama general de América. Salvo error u omisión  menciono algunas, empezando por el embeleco de Unasur y siguiendo por la Comunidad Andina, una entidad que hoy solamente sirve para crear problemas en el comercio intrazonal y que soportan Perú y Colombia;  Aladi, antigua Alalc, para promover y regular el comercio -trece países la integran hoy, la mayoría suramericanos-; Celar, con 33 Estados para la concertación política entre América Latina y el Caribe; Alca, creada en 1994 con la participación de Estados Unidos, buscaba crear un área de libre comercio –a la hora de la verdad, Brasil y Argentina hicieron fracasar el proyecto-; Mercosur, un área de integración de los países del sur, a la cual se coló alguna vez Venezuela pero fue suspendida finalmente en 2017 porque el tratado no permite la presencia de Estados no democráticos; la Alianza del Pacífico, conformada en 2011 por Chile, Perú, Colombia y México. Todo sin mencionar los organismos financieros y económicos, como el BID y Banco de Desarrollo de América Latina, antigua CAF. La mayoría son entes burocráticos que poco o nada aportan al Continente y cuestan un dineral.

Hay pues, suficientes, sin contar la OEA, que agrupa a todos los países del continente y sobrevive a pesar de Chávez, sus sucesores y sus amigos del Alba. Lo que hay que hacer es fortalecerla y liquidar algunos de los existentes como Unasur y la Comunidad Andina.

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Coda: Gabino, Pablito y demás criminales del Eln tienen que responder por el acto terrorista del jueves pasado. Hizo bien la Fiscalía en identificar en menos de 24 horas al Eln como responsable y bien el presidente que reactivó inmediatamente las órdenes de captura. Como Cuba ya dijo que no los entrega y Venezuela no ha dicho nada, la Cancillería debe ir pensando en qué represalias aplicar.

 

Paz a las tumbas de los jóvenes cadetes vilmente asesinados y condolencias para sus familias.