El independentista Partido Nacional Escocés presentó en Edimburgo su programa electoral para unas elecciones generales británicas en las que podría tener la llave de la formación de gobierno.
El SNP eligió un centro de escalada de Edimburgo como metáfora de su ascenso.
Su líder, Nicola Sturgeon, jefa del gobierno de esta región del norte de Gran Bretaña, prometió actuar "de manera responsable y constructiva" si acepta propulsar a los laboristas al gobierno, al tiempo que reiteraba que hará todo lo posible para que los conservadores de David Cameron no vuelvan a gobernar.
Estas declaraciones tratan de apaciguar la inquietud de algunos votantes ingleses por el inédito papel que se le presume a un partido regional en el próximo parlamento, inquietud azuzada por los conservadores, que afirman que votar laborista será entregar las llaves de Londres a los independentistas.
A 17 días de las elecciones del 7 de mayo, y con los conservadores y los laboristas codo a codo, los más de 40 diputados -de un total de 650- que los sondeos dan al SNP, y que le convertirían en el tercer grupo parlamentario, podrían decantar la balanza.
Actualmente, el SNP tiene 6 diputados, pero registró un espectacular crecimiento en el referéndum de independencia de setiembre de 2014, aunque no le sirvió para ganarlo.
"Si el SNP emerge de estas elecciones en una posición de influencia, la ejerceremos de manera responsable y constructiva", dijo Sturgeon.
"Siempre buscaremos ejercerla en el interés no solo de Escocia, sino de todo el Reino Unido", integrado además por las regiones de Irlanda del Norte, Gales e Inglaterra.
Sturgeon añadió que tendía una "mano amistosa" a cualquiera en el país que fomente políticas "progresistas".
La líder escocesa dijo que su partido quiere el fin de las políticas de austeridad presupuestaria, desmantelar la base de submarinos nucleares británicos que está cerca de Glasgow, además de subir el salario mínimo y gravar con nuevos impuestos las primas a banqueros.