Al iniciarse un nuevo ciclo de negociaciones entre israelíes y palestinos los analistas se interrogaban sobre la voluntad de paz y las concesiones que estaría dispuesto a hacer el primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu para llegar a un acuerdo de paz.
"Todo está en saber si Netanyahu desea solamente iniciar un proceso de negociaciones o si realmente quiere llegar a un acuerdo", resumió el comentarista político de la radio pública israelí, Chico Menaché.
"Resulta difícil saber si está dispuesto a concesiones territoriales sobre las colonias israelíes. Lo que es seguro es que nunca mostró un mapa" de las fronteras de un eventual estado palestino, recordó Menaché.
La ministra de justicia, Tzipi Livni, jefe de la delegación israelí en las negociaciones que se reiniciaron en Washington, casi tres años después de haber sido interrumpidas, destacó que había sido enviada para discutir en nombre del gobierno israelí con el apoyo de Netanyahu.
Sin embargo, Livni reconoció nuevamente que el gobierno israelí está profundamente dividido.
"Hay ministros que no quieren llegar a un acuerdo ni oír hablar de la idea de dos estados", dijo Livni.
"Otros ministros son indiferentes pero esperan que las negociaciones no prosperen y otros que quieren llegar al final del conflicto", detalló Tzipi Livni.
En el primer grupo se encuentran los ministros del ala dura del Likud, el partido de Netanyahu, y de Hogar Judío, un partido nacionalista favorable a la colonización.
En el segundo el partido de centroderecha Yes Atid (su nombre puede traducirse como Hay Futuro), dirigido por Yair Lapid, el ministro de Finanzas, que considera que el proceso de paz no es una prioridad.
Otro comentarista israelí, Ronen Pollak, estima que la reactivación de las negociaciones constituye un éxito "pero que no tendrán ninguna significación si las discusiones llevan a un callejón sin salida".
Benjamin Netanyahu quiere maniobrar con habilidad a fin de que los palestinos "no tengan ningún pretexto para hacer estallar las negociaciones y acusar a Israel" de la ruptura, analiza Pollak.
El comentarista de la televisión pública, Hanan Cristal, afirma en cambio que Netanyahu está más decidido que nunca a ir para adelante, aunque reconoce que va a tener muchos escollos.
La dificultad que Netanyahu tuvo el domingo para que el gabinete votara a favor de la liberación de 102 prisioneros palestinos da la pauta de lo que le espera si en las negociaciones hace muchas concesiones.
Los ministros de Hogar Judío (12 diputados sobre 120), una parte de los del Likud y de Israel Beiteinu, la formación ultranacionalista del ex ministro de Relaciones Exteriores Avigdor Lieberman, votaron en contra.
Otros ministros del Likud se abstuvieron, mientras que el de Defensa, Moshé Yaalon votó a favor pero con reticencias.
Yaalon insistió para que Netanyahu sea intransigente en la seguridad y exija una presencia militar israelí de larga duración en el valle del Jordán, indicó el canal privado de televisión 10.
Netanyahu adhirió tardíamente a la "solución de dos estados", en un discurso pronunciado el 14 de junio de 2009 en la Universidad Bar-Ilan.
Desde entonces desarrolla su visión de un estado palestinos poniendo restricciones inaceptables para la Autoridad palestina.
En los últimos meses, Netanyahu reiteró que era favorable "un estado palestino desmilitarizado que reconoce al estado judío" y "medidas de seguridad firmes, asumidas por el ejército israelí".
Sin embargo, Netanyahu dispone, según los últimos sondeos, del apoyo de la opinión pública, una ventaja considerable en el momento de tomar las decisiones.
Más de la mitad de los israelíes (55%) están dispuestos a apoyar cualquier acuerdo de paz que proponga el primer ministro.
Benjamin Netanyahu tiene todas las cartas en la mano, opina Hanan Cristal.
"Puede apostar a la opinión pública para contrarrestar a los que se oponen a cualquier acuerdo", sostiene.