Incógnita electoral venezolana | El Nuevo Siglo
Domingo, 30 de Septiembre de 2012

*Desvarían las encuestas

*Mujeres y jóvenes estarían por el cambio

Un país dividido tras más de una década de gobierno del comandante Hugo Chávez se la juega toda en las próximas elecciones por su destino. En ese largo tiempo el comandante ha gobernado a su antojo, unas veces sin oposición en la Asamblea, siempre favorecido por la mayoría en diputados, que le han aprobado a conveniencia facultades extraordinarias o habilitantes, que le permitieron modificar las leyes para desvirtuar un Referéndum que perdió el Gobierno, el cual le prohibía reelegirse. En diversas oportunidades el mandatario ha expresado su deseo de  atornillarse indefinidamente en el poder, incluso cuando parecía estar más enfermo.

El sistema electoral tiene la peculiaridad de que le permite votar a todos los que deseen hacerlo, así como pueden participar los distintos partidos políticos, sin que se les deje a los opositores contar con delegados en el Colegio Nacional Electoral, ni elementos de confianza que sigan el proceso y los escrutinios  en las sedes oficiales. Apenas pueden tener testigos en las mesas. Así que la oposición depende en cuanto a la posibilidad de controlar los votos favorables de la efectividad de sus propios testigos en cada mesa, quienes deben estar atentos a informar a su respectiva sede política que minuto a minuto estará verificando los resultados del propio conteo para compararlo con las cifras oficiales. Y en caso de ganar salir a las calles a defender la voluntad popular.

No faltan los que aducen que el sistema electoral está viciado, que tiene unos 5 millones de personas fallecidas o que no viven en el país cuyos votos pueden ser manipulados. El sistema electoral altamente tecnificado recibe muchas críticas de los opositores, mientas el Gobierno sostiene que es confiable y que se maneja con imparcialidad. Se dice que con un programa digital se pueden alterar los resultados con facilidad, en particular si la oposición no tiene representantes en los círculos electorales oficiales. Lo que intenta superar la oposición con sus testigos debidamente entrenados, un sistema de comunicaciones eficiente y una orquestada y probada capacidad de reacción.

Las estadísticas conocidas sobre el proceso electoral venezolano son poco confiables, podría hablarse de confusión o babelización del lenguaje de las encuestas, una de las que más se divulgó en Colombia le da un margen de favorabilidad al gobernante sobre su contendor de 10 puntos  y agrega que se cuenta con un margen de error de 11%. Lo que denota, según los entendidos, que deja ese margen de duda para justificar cualquier resultado adverso. Hercón sostiene en un sondeo que Capriles ganará de lejos. Otras encuestas cercanas al Gobierno le dan el triunfo por poco margen al comandante, a diferencia de otras oportunidades en las que se anunciaba que arrasaría.  En los últimos días encuestas privadas favorecen a Henrique Capriles, quien prefiere esperar los resultados, a  sabiendas de que en su campaña ha superado en movilidad de  masas a los seguidores  de Chávez. Algo que ningún candidato de la oposición había conseguido antes.

Lo cierto es que los sectores económicos mejor informados, la clase media y la poderosa clientela electoral en aumento de los barrios marginales se inclinan por Capriles, en el entendido que el modelo asistencialista de Chávez está agotado. Se teme que una baja del crudo, junto con la obsolescencia de la industria venezolana, la fractura de la empresa privada y descalabro financiero suma el país en una crisis sin salida.

Por su parte, los cuadros y seguidores del comandante insisten en reelegirlo para profundizar la revolución. En tal caso se avanzaría en seguir con el modelo cubano, tal como lo ha anunciado el Gobierno. Lo que significaría entrar a abolir la propiedad privada, algo en lo que han reversado  casi todos los regímenes socialistas. Sobre Venezuela pesa como una lápida la deuda externa, que es la mayor de la región, con el grueso de la misma en armas, que no contribuyen a mejorar la economía. La gran incógnita se concentra en saber cómo van a votar los jóvenes, que en los sectores populares y las barriadas favorecieron en el pasado al comandante. Se especula que ha surgido un nuevo fenómeno electoral, en el caso de Capriles, lo que le daría no solamente el voto mayoritario de la clase media, también el de las mujeres y los sectores juveniles indecisos. Lo que apenas se sabrá en las urnas, dadas la confusión de las encuestas y la incertidumbre sobre la confiabilidad del sistema electoral.