Por Catherine Nieto Morantes
Periodista EL NUEVO SIGLO
INFORME.De acuerdo al Decreto 0178 de 2012, se autorizó la sustitución de los vehículos de tracción animal por automotores debidamente homologados para carga y otras alternativas laborales, suceso que partió en dos el eterno dolor de cabeza en asuntos de movilidad para Bogotá.
Dicha norma entró en vigencia a partir del 1º de enero de 2014, por lo que hasta diciembre de 2013 se jubilaron los últimos caballos, burros y yeguas que trabajaban en vehículos de tracción animal, conocidas popularmente como zorras.
Pero ¿qué ha sido de la suerte de los equinos que salieron de circulación ya hace más de 2 años? EL NUEVO SIGLO consultó con Carlos Moreno, profesor Asociado y director curricular de la carrera de medicina veterinaria de la Universidad Nacional y con Jorge Torres, Director General de la Clínica de grandes animales de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales- UDCA, quienes fueron los encargados de coordinar el proceso de rehabilitación y seguimiento de más de 3 mil caballos por designación de las Secretarías de Movilidad y Ambiente respectivamente.
La Universidad Nacional, por medio de la Facultad de medicina Veterinaria y de Zootecnia ofreció sus servicios para la recepción, evaluación, diagnóstico, tratamiento, realización de planes sanitarios (vermifugación, vacunación), certificación del estatus sanitario de dichos semovientes.
“Ya pasaron varios años desde cuando terminamos las últimas etapas del proceso. En el año 2013 nosotros como universidad fuimos consultados por la Alcaldía de Bogotá para que hiciéramos la 1ª etapa que tal vez es la más difícil porque se hacía efectiva una ley que venía de 10 años atrás. En esa época, conformamos un equipo de 10 profesionales que junto con 3 profesores recibíamos 80 caballos semanalmente, y eso fue un proceso que duró un año”, afirmó Carlos Moreno, de la Universidad Nacional.
Por su parte, Jorge Torres, de la UDCA, indicó que “fue un convenio que se firmó con la Secretaría Distrital de Movilidad, y ese primer convenio fue por más de 1.350 caballos, pero en total fueron más de 3 mil. De esos caballos se citaban en grupos de 100 para el proceso, nosotros los teníamos, el primer día se les hacía historia clínica y el examen clínico completo. En ese examen se le tomaban también muestras de laboratorio clínico para evaluar funcionamiento hepático, renal, muestra de materia fecal para control de parásitos, se vacunaban contra la influenza, el tétano, después se les hacía el examen para determinar que no tuvieran anemia infecciosa equina (enfermedad altamente contagiosa para la especie). Se les cambiaba el herraje y a todos se les hizo tratamiento odontológico especializado. Este proceso empezó en febrero de 2013 y terminamos hacia finales de 2015”.
Según los profesionales, una vez tratados los caballos, estos eran devueltos a la Secretaría de Movilidad, entidad que posteriormente hacía el proceso de selección de adoptantes para otorgarles el amparo de los equinos.
Según el reporte, llegaban caballos muy enfermos, con apariencia raquítica o con heridas muy maltratadas, por ello, para evitar el sufrimiento que acarreaba su pronóstico, debían ser sacrificados por medio de la eutanasia. Moreno por ejemplo afirmó que en su institución se tuvieron que sacrificar cerca de 40 caballos.
Por su parte, Torres indicó que la UDCA tiene bajo su cuidado 4 equinos que se utilizan para las clases de semiología, “nosotros tenemos 4 yeguas que las adoptamos y todavía siguen muy bien. Con ellas los estudiantes aprenden a hacer un examen clínico completo equino, abrir una historia clínica, etc”.
La fase de seguimiento
Ya adoptados los caballos, llegaría una etapa de seguimiento, la cual fue otorgada a la Secretaría Distrital de Ambiente, lo que ocasionó algunos inconvenientes por el proceso de empalme, “la etapa de seguimiento la iba a hacer Movilidad, pero se la pasaron a Ambiente que no tenía ni idea de lo que la primera había hecho, así que el empalme fue difícil porque no traían el historial que había durado año y medio. No sabían cómo fue que los repartieron, cuál fue el criterio o a quiénes, además no imaginaban que la entrega se había hecho a casi 100 municipios de Colombia”, recuerda Moreno.
Torres, quien es egresado de la UDCA, quien lleva 6 años como director de la clínica y 33 vinculado a la entidad, explica cómo fue manejada esta etapa en su institución: “Uno de esos convenios se realizó con la Secretaría Distrital de Ambiente. Se hizo una visita a los primeros 800 caballos que se entregaron en adopción. Se contrató un grupo de 7 veterinarios egresados de la unidad de la UDCA, fueron a los previos donde se enviaron los equinos a verificar su estado sanitario, se les volvieron a tomar los exámenes de laboratorio para comparar que estuviesen en buenas condiciones. De esas visitas, en un promedio, el 90% estaba en muy buenas condiciones, un 8% de esos caballos falleció en diferentes circunstancias porque había muchos equinos viejos y otros murieron por accidentes, fracturas o enfermedades que no se trataron a tiempo”.
Carlos Moreno por su parte afirmó que del proceso que se cumplió en 12 de los 32 departamentos del país, entre el 3 de febrero y el 9 de agosto de 2014, tales como Cundinamarca, Meta, Casanare, Arauca, Boyacá, Tolima, Santander, Caldas, Risaralda, Antioquia, Caquetá y Córdoba, se registraron los siguientes hallazgos:
“Llama la atención el alto número de animales que no fue posible visitar debido a diferentes causas. De un total de 1.054 equinos atendidos en la 1ª fase, solo pudimos constatar personalmente el estado de salud de 677, los demás fue imposible su verificación por causas diversas. Sobresalen los 119 en los cuales los predios no fueron encontrados, o los 90 que se reportaron como muertos, los cuales en su mayoría carecían de un soporte profesional veterinario o de autoridad municipal, que certificaran el deceso, sin el debido denuncio penal”.
“Una situación difícil de prever fueron los 7 equinos ubicados en 2 predios a los cuales no pudimos ingresar por problemas de orden público, debiendo acudir a las autoridades más cercanas para que nos certificaran la situación”.
“Un total de 96 animales no fueron encontrados en el predio, por lo que según versiones, algunos equinos fueron regalados o vendidos y 16 fueron reportados como robados”.
Dicho informe revela un concepto general satisfactorio, pero es preocupante la situación de los 350 caballos que no pudieron ser examinados por los factores anteriormente mencionados. “El 33% vale la pena averiguarse qué pasó, aunque eso está estancado porque no hay más presupuesto, pero obviamente está la otra parte que es la buena”, concluye Moreno, quien ahora está iniciando el mismo proceso con 200 caballos que saldrán de circulación en Soacha, Cundinamarca.