LA DESCOLGADA del dólar de la base mítica de los $3.000, está provocando incertidumbre en los mercados financieros y de comercio exterior del país. Asimismo, los inversionistas miran este hecho con precaución, debido a que la divisa no genera confianza sobre el nivel de cambio para los próximos días.
Ante esta situación, tanto el sector exportador como el importador han preferido ser prudentes a la espera de condiciones más claras sobre el camino que puede tomar la divisa.
Ayer la moneda cayó $41 y cerró en $2.972. En tres días de mercado cambiario, el dólar perdió un promedio de $100, lo que genera incertidumbre. Este hecho, precisamente fue lo que hizo que en mayo el peso se depreciara al punto que se activó la condición para la subasta de desacumulación de reservas por parte del Banco de la República. Ahora, este mecanismo de intervención no se ejecutará y la Junta actuará de manera discrecional.
Ya la tasa de cambio retornó durante este mes por debajo de los $3.000 ante el aplazamiento en la expectativa de próximo ajuste en tasa de la Reserva Federal de Estados Unidos. Durante el mes de mayo se gestaron presiones alcistas en la tasa de cambio, donde la TRM cerró abril en $2.885 y al finalizar el quinto mes del año se ubicó en $3.054,60, acumulando 6,3% de devaluación en el mes. Dicha tendencia alcista se acentuó luego de la publicación de las minutas del encuentro de política monetaria de la FED correspondientes al mes de abril, en las cuales se reflejó un debate al interior del comité de la posibilidad de ajustar al alza la tasa de interés en el mes de junio.
La barrera
Con el anuncio, el dólar norteamericano empezó a ganar terreno a nivel global con lo cual el tipo de cambio colombiano rompió la barrera de $3.000. Esta tendencia alcista fue reafirmada con los comentarios de diversos miembros de la Reserva Federal, que expusieron con claridad que el ajuste en tasa de interés en Estados Unidos se daría en el corto plazo.
Con dicha expectativa, el peso colombiano contó con una tasa de cambio promedio de $2.988 en el quinto mes del año. Y es que la tendencia depreciativa de la moneda estuvo acompañada del ascenso en las tasas de cambio de otras monedas de la región, donde el peso mexicano fue el más impactado con un 7% de pérdida, seguido del real brasileño con 4,8% de devaluación y el peso chileno con un retroceso frente al dólar de 4,4%.
Este movimiento de las monedas de la región estuvo acompañado de un ascenso en los CDS de la región, no precisamente por un debilitamiento de las cotizaciones de las materias primas, sino porque los inversionistas empezaron a prepararse para un posible ajuste de la política monetaria norteamericana.
Particularmente en el caso de Colombia, la recuperación en el precio del petróleo no fue suficiente para contrarrestar el sesgo alcista en la tasa de cambio, ya que el petróleo alcanzó niveles cercanos a US$50 por barril, no observados desde hace diez meses, pero en este escenario prevaleció la expectativa de un menor estímulo monetario por parte de la FED.
Dicha presión alcista hasta cierto punto logró contenerse a nivel local dado que se mantenía abierta la posibilidad que el Banco de la República anunciara subasta de desacumulación de reservas si el promedio móvil de 20 días superaba en 3% la TRM vigente.
Esta condición se alcanzó, y el 20 de mayo el emisor llevó a cabo la subasta por un monto de US$500 millones de los cuales en el mercado se adquirieron US$411 millones. Posterior a la subasta, la condición de activación se ha alcanzado en varias sesiones, sin embargo los agentes solo ejercieron las opciones por un monto de US$256 millones.
De acuerdo con los analistas, esta intervención no solo ayudó a contener la tasa de cambio sino que también redujo de manera significativa la volatilidad para las últimas sesiones de mayo. Es de resaltar que el plazo para ejercer las opciones fue el pasado 17 de junio.
Intervención
Sin embargo, este mecanismo de intervención fue finalizado oficialmente por la Junta Directiva de Banco de la República en la reunión del 27 de mayo, en la cual acordó no convocar a nuevas subastas de opciones para desacumular reservas internacionales y en adelante actuar de manera discrecional.
Esta decisión del Emisor pudo estar relacionada con condiciones de mercado mucho más laxas en términos de liquidez en dólares, reflejadas en un bajo apetito de mercado tanto al momento de la subasta como en la intención de ejercer las opciones. En paralelo, estaba abierta la posibilidad que se desacumularán reservas a una velocidad no deseada por lo cual lo más apropiado era retornar a la libre flotación de la moneda.
Sin embargo, el desempeño de la tasa de cambio ha cambiado de forma contundente en lo corrido de junio. A cierre de mayo la tasa de cambio se encontraba en $3.069, sin embargo, en las últimas jornadas se ha registrado un descenso en la cotización que incluso ha llegado a caer por instantes por debajo de $2.900.
En la región, en lo corrido de junio se destaca la valorización del real brasileño (7%) y el peso colombiano (5,70%), con lo cual se borra en gran parte la depreciación observada en mayo. En este escenario, donde nuevamente se diluyen las posibilidades de un ajuste en tasa FED en el corto plazo y teniendo en cuenta que la cotización del crudo ha alcanzado un máximo de los diez meses más recientes, estimamos que la tasa de cambio se mantendría por debajo de los $3.000 durante el mes de junio, proyectando un cierre de mes a $2.973, sesgados a la baja hasta los $2.943.
Asimismo, la apreciación de la moneda respecto a mayo también se mantendría en la medida que el déficit en cuenta corriente a publicarse en las próximas semanas ceda hasta el 5,5% del PIB, ajustándose paulatinamente respecto al último trimestre de 2015 cuando anotó un 6,0% del PIB.