El presidente Barack Obama lanzó un plan para limitar el tope del impuesto a las ganancias de las empresas a 28% y acabar con exenciones para los beneficios en el extranjero, desafiando a los republicanos en un año electoral.
Como una forma de redoblar su promesa de reforzar la economía basándose en la "justicia", el gobierno de Obama lanzó un plan que recortaría el impuesto nominal sobre el beneficio de las empresas, que actualmente tiene un máximo de 35%, aunque el borrador compensa los ingresos fiscales acabando con decenas de exenciones y subsidios.
El plan recortaría la carga fiscal para las empresas manufactureras, que pasaría a una tasa nominal de 25%, aunque introduce nuevos impuestos para las ganancias en el extranjero, que hasta ahora estaban liberadas.
El borrador tiene pocas posibilidades de ser aprobado este año, con un congreso dividido, pero sí representa un desafío para los republicanos que aspiran a ocupar la Casa Blanca.
Todos los candidatos de la oposición que esperan enfrentarse a Obama en las elecciones presidenciales de noviembre han defendido impuestos incluso más bajos, casi con seguridad se opondrán a estas medidas.
El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, calificó la reforma como esencial para dinamizar la economía estadounidense.
"Con el objetivo de hacernos más competitivos y de crear nuevos empleos en el país, tenemos que reformar la ley de impuestos corporativos", afirmó Geithner en un comunicado.