El ejército sirio mató el sábado a por lo menos 23 civiles, 17 de ellos en la ciudad sureña de Daraa, informó un monitor de la ONU, al tiempo que aumentaba la indignación por la masacre en la aldea de Al Kubeir.
Los observadores de la ONU que visitaron Al Kubeir, cerca de la ciudad de Hama, dijeron que pudieron ver manchas de sangre en las paredes y "un fuerte olor a carne quemada", en un testimonio que llevó a países occidentales a pedir nuevas sanciones contra el gobierno sirio.
De acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), nueve mujeres y tres niños se incluyen entre las 17 víctimas en un bombardeo a una zona residencial de Daraa.
Docenas de personas resultaron heridas, algunas de ellas de gravedad, en una ciudad considerada la cuna de las protestas contra el presidente Bashar al Asad en marzo del año pasado, siempre según el OSDH.
En Oms, fuerzas del gobierno atacaron diversos barrios con artillería y morteros en la mañana del sábado, en una tentativa por recuperar el control de toda la zona, dejando un saldo de seis personas muertas.
En tanto, en Nueva York, diplomáticos informaron que representantes de Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos trabajaban en el texto de un proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, proponiendo la adopción de sanciones contra Siria.
"Vamos a movernos rápido para presionar por una resolución", dijo a la AFP un diplomático de la ONU.
Unos 20 observadores de la ONU lograron autorización para ingresar el viernes a Al Kubeir, un día después de ser atacados a balazos por desconocidos.
En el interior de algunas casas la sangre era visible en paredes y pisos. Algunas casas estaban aún en llamas y había un fuerte olor a carne quemada", dijo el portavoz de la ONU Martin Nesirky en Nueva York, al narrar la visita.
Según el OSDH, por lo menos 55 personas murieron el miércoles en Al Kubeir.
Funcionarios de la ONU admitieron su incapacidad de confirmar ese saldo, pero insistieron en expresar su sospecha que las fuerzas gubernamentales y milicias favorables al gobierno fueron responsables por los ataques en la aldea, de población mayoritariamente sunita pero rodeada de alauitas leales al presidente Bashar al Asad.
"Huellas de vehículos blindados eran visibles en la región. Algunas casas estaban destruidas por cohetes, granadas y munición de alto calibre", dijo Nesirky.
El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, dijo al Consejo de Seguridad que de acuerdo a evidencia preliminar, tropas gubernamentales rodearon Al Kubeir y permitieron el ingreso de milicias que procedieron a matar civiles de forma "bárbara".
El gobierno sirio negó cualquier responsabilidad en el episodio y atribuyó la matanza a "terroristas" apoyados desde el extranjero.
El viernes, la violencia dejó un saldo de 68 muertos en todo el país, incluyendo allí a 36 civiles, de acuerdo al OSDH. Más de 13.500 personas ya habrían sido asesinadas desde el inicio de la revuelta popular".