Impactantes cifras sobre castigo a menores | El Nuevo Siglo
Jueves, 8 de Agosto de 2013

Los resultados son alarmantes. La capital del país es una ciudad de adultos que fueron maltratados en su niñez y lo preocupante es que en su gran mayoría esta conducta se repite con sus hijos.

Estas cifras escalofriantes fueron reveladas ayer por la concejala Martha Ordóñez, del Partido Social de Unidad Nacional (La U), en el marco de la Feria Babies & kids que se realiza en Corferias hasta el domingo.

La investigación ‘Cómo los capitalinos educan o corrigen a sus niños y cuáles fueron los castigos que sufrieron en la infancia los padres y cuidadores’, hace parte de la campaña de responsabilidad social ‘No más golpes, corrígeme sin pegarme’.

En el estudio que se realizó durante un año, entre los 1.324 encuestados en todas las localidades durante 2012, el 97 por ciento recibió durante su niñez castigo físico, humillante y denigrante. Los hombres son los más maltratados durante los primeros años de vida.

Al tiempo que el 96 por ciento de los encuestados cree que se debe abolir el castigo físico, el 97 por ciento de esas personas habían sido maltratadas, lo que significa que la cifra de personas golpeadas y humilladas durante su niñez es muy alta.

Sorprendentemente, un 5 por ciento de los encuestados cree que se debe mantener el castigo físico, humillante y denigrante como forma de educar o reprender, es decir, los niños de 64 hogares están en riesgo de recibir castigo físico porque sus padres están de acuerdo con esta práctica.

La encuesta dejó al descubierto las principales formas de maltrato. La correa ocupa un deshonroso primer lugar (23 por ciento) en el ranking de los enemigos de la infancia, seguido por la palmada (6 por ciento), golpes/puños (4 por ciento), chancleta (3 por ciento), así como pellizcos, cachetadas y reglazos.

Algo muy preocupante es que en esta ocasión aparecieron nuevamente castigos que en el estudio realizado por la concejala Ordóñez para su libro ‘Dime como te castigaron y te diré quién eres’, en 2010 parecían estar abolidos como los golpes con ortiga y las quemaduras.

Los encuestados dejaron al descubierto formas muy violentas de castigo a las que fueron sometidos, como golpes en los pulmones para producir ahogo, clavar puntas de lápices en diferentes partes del cuerpo, sumergir en el agua de las albercas e inodoros y dejar fuertes cicatrices con cuchillos calientes.

“Este estudio nos deja algo muy positivo y es que el 95 por ciento de las personas no quieren repetir conductas de maltrato con sus hijos, tienen la conciencia de que los golpes no son la manera de educar o corregir. Debemos mirar es cómo lograr que eso sea una realidad, que esa cantidad de personas en la práctica no termine maltratando. Ya que las cifras siguen siendo muy altas y los casos cada vez más preocupantes”, aseguró la concejala Ordóñez.

Respecto a la situación por género el 66 por ciento de los hombres encuestados aceptaron haber sido víctimas de maltratos, entre las mujeres fue el 57 por ciento.

Otra cifra interesante que arrojó la encuesta se refiere a los rangos de edad que en la actualidad tienen las personas que fueron maltratadas, lo que permite conocer en cuáles años se hacía más evidente el castigo físico. Tanto hombres como mujeres que más aceptaron haber sido maltratados son quienes tienen entre 26 y 40 años. Es decir quienes nacieron entre 1987 y 1973.

En mujeres por edades aceptaron haber sido maltratadas así: personas de 26 a 40 años (35 por ciento), de 15 a 25 años (11 por ciento), de 41 a 55 años (8 por ciento) y mayores de 56 años (3 por ciento).

En hombres: personas de 26 a 40 años (45 por ciento), de 40 a 55 años (13 por ciento), de 15 a 25 años (6 por ciento) y mayores de 56 años (1,74 por ciento)

Por localidades y en la misma vía de los últimos reportes, las localidades en donde se presenta mayor número de violencia intrafamiliar son Bosa, Ciudad Bolívar y Engativá. Le siguen Usme, Kennedy y San Cristóbal.

Cabe recordar que en Bogotá durante el 2012, se registraron 2.060 casos de maltrato físico agudo y 216 de castigo crónico contra niños, niñas y adolescentes.