No goza de mayoría entre los 45 concejales de Bogotá la idea de fusionar en una sola entidad estatal las Empresas de Energía, Acueducto y Teléfonos anunciada por el alcalde electo Gustavo Petro, a quien faltan 24 días para posesionarse. Las tres han tenido un comienzo de inversión privada, nacional y extranjera. La iniciativa del funcionario sirve, por ahora, para asustar a los inversionistas nacionales y extranjeros. Y, sin duda, causa cierto daño a la imagen de Colombia en los círculos financieros internacionales, donde el país ha gozado de nombre inmejorable. Los inversionistas cavilarán si el criterio de Petro atañe exclusivamente a Bogotá o desnuda una tendencia ideológica naciente en todo el país.
Esfuerzo noble
Maravillosamente nobles fueron los actos celebrados ayer, al medio día, en las principales ciudades. Sus participantes, 200.000, 300.000 o más, gritaban de modo iterativo “no más Farc”, “libérenlos ya”, no más secuestros”. El Director de la Policía Nacional, general Oscar Naranjo cree que los ecos de la movilización llegaron a oídos de las Farc. Al pensar así quizás olvidó sus experiencias con la criminalidad en los años de servicio policivo. No. La guerrilla colombiana lleva 47 años mostrando hilos de ética humana muy débiles. En un principio, cuando la financiaban la Unión Soviética, Alemania Oriental y Cuba, era menos inhumana. Después, se ha sostenido con el secuestro, la extorsión y el narcotráfico.
Misión gringa
Al promediar el mes en curso arribarán 150 inversionistas estadounidenses. Querrán valorar directamente las condiciones de la economía nacional y oír si el acceso de Gustavo Petro a la Alcaldía Mayor de Bogotá es una tendencia nacional o una simple coyuntura política de efectos locales. Los círculos financieros del exterior pretenden formarse una idea acerca de la influencia ideológica de Petro en la vida nacional.