Hondo pesar produjo en los círculos artísticos la sorpresiva muerte del empresario Hugo Molina Cardona, compañero de trabajo y de sueños tanto del Teatro Nacional como del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá.
Según quienes lo conocieron y trabajaron a su lado, Molina fue pieza imprescindible en la construcción de los lineamientos de grandes proyectos artísticos que han sido enriquecedores para el país. Se le recuerda, por ejemplo, porque con su espíritu visionario secundó a la también desaparecida y gran gestora teatral, doña Fanny Mikey, en ambiciosos proyectos, como el concierto del grupo Metallica en el año 99.
Fanny lo invitaría luego a hacer parte de la Junta Directiva del Teatro Nacional y luego de la del Festival Iberoamericano de Teatro. El primero es uno de los escenarios más prestigiosos de la capital del país y el segundo se cuenta entre los eventos de su categoría más importantes del calendario mundial artístico.
Molina deja así un legado de compromiso y dinamismo en el escenario empresarial de las artes escénicas en Colombia. Paz en su tumba.