La ciudad de Sao Paulo registró en octubre un aumento del 114% en los homicidios en relación al mismo mes de 2011, en medio de una ola de violencia que precipitó el miércoles la renuncia del jefe de seguridad de la capital económica de Brasil y una de las sedes del Mundial 2014.
El mes pasado se produjeron 176 homicidios contra 82 en octubre de 2011, un incremento del 114%, según la secretaría de Seguridad del estado de Sao Paulo.
De enero a octubre se cometieron 1.157 homicidios frente a los 870 casos ocurridos en el mismo período del año pasado, lo que implicó un aumento del 33%, agregó.
Las cifras corroboran el deterioro de la seguridad en Sao Paulo, una ciudad de 22 millones de habitantes en su área metropolitana, que había logrado reducir sensiblemente su tasa de homicidios entre 2000 y 2010.
Incluso se convirtió en una de las ciudades más seguras de Brasil, según el Mapa de la Violencia, un documento elaborado con base en estadísticas oficiales.
Sin embargo, en los últimos meses el panorama cambió por cuenta de una ola de ataques que tiene entre sus objetivos a la policía y al transporte público.
Las acciones son atribuidas por autoridades y analistas al Primer Comando de la Capital o "PCC", una banda creada en 1993 por prisioneros de la cárcel de máxima seguridad de Taubaté, próxima a Sao Paulo, que hoy opera dentro y fuera de los presidios del estado.
La arremetida obedecería a una venganza de la organización por la violencia policial y los operativos antinarcóticos, según los observadores. Desde comienzos de año han muerto casi un centenar de uniformados.
A raíz de la situación de violencia, renunció este miércoles el secretario de Seguridad del estado de Sao Paulo, Antonio Ferreira Pinto, un expolicía militar.
"El secretario trabajó con nosotros casi siete años, fue un buen secretario de Administración Penitenciaria y secretario de Seguridad Pública. Puso su cargo a disposición", dijo el gobernador Geraldo Alckmin.
En reemplazo de Ferreira Pinto asumirá el jueves el exprocurador general de Justicia, Fernando Grella Vieira, quien aseguró este miércoles al sitio de noticias G1 que el plan de seguridad del estado necesita ser mejorado.
"Esta ola de violencia es un gran problema. Será necesario mucho trabajo y empeño para revertir ese cuadro", declaró.
Por su parte, Alckmin reconoció el deterioro de la seguridad en la capital paulista.
"Reconocemos las dificultades que estamos pasando y vamos a redoblar esfuerzos en este trabajo", declaró el gobernador.
La serie de acciones violentas en Sao Paulo se extendió al estado de Santa Catarina (sur), donde la semana pasada fueron incendiados 17 autobuses y atacadas con balas seis sedes oficiales.
El gobierno de Dilma Rousseff admitió que la violencia en varias ciudades puede estar relacionada con grupos que actúan desde las cárceles en represalia contra operativos antidrogas o sus pésimas condiciones de encierro.
"La violencia que vivimos en la sociedad brasileña, tristemente, si bien es causada por las organizaciones criminales, pasa por el problema carcelario", afirmó el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo.