Los liberales en el poder en Holanda ganarían las elecciones legislativas, mientras que el partido de extrema derecha de Geert Wilders quedaría en segundo lugar empatado con otras dos formaciones, según sondeos a salida de urnas este miércoles.
Según la televisión pública NOS, el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) del primer ministro Mark Rutte obtendría 31 escaños de 150, mientras que el Partido por la Libertad (PVV) de Wilders alcanzaría 19, los mismos que el Llamamiento Demócratacristiano y el partido de la Democracia D66.
Los laboristas, socios en el gobierno de Rutte, sufrirían por su parte una derrota histórica, según esos mismos sondeos.
Los holandeses se movilizaron con fuerza para elegir el nuevo parlamento en comicios considerados clave para medir el auge del populismo en Europa, tras un final de campaña agitado por la crisis diplomática con Turquía.
Unos 12,9 millones de electores estaban convocados a las urnas.
Después del Brexit en el Reino Unido y la elección de Donald Trump en Estados Unidos, las elecciones holandesas se consideran un indicio de lo que podría avecinarse en las presidenciales de Francia, en abril y mayo, y en las legislativas de Alemania, hacia fin de año.
La campaña estuvo dominada por el enfrentamiento entre Mark Rutte y Geert Wilders.
Wilders votó en una escuela de las afueras de La Haya, ante numerosos periodistas. "Sea cual sea el resultado de las elecciones hoy, el genio no volverá a su lámpara y esta revolución patriótica seguirá", afirmó.
"Creo que los acontecimientos en Estados Unidos, y quizás en otros países europeos, demuestran que la gente normal quiere ser de nuevo soberana en sus países", agregó.
Al otro lado de la ciudad, Rutte también votó y habló brevemente con unos estudiantes que, gritando su nombre, prometían "votar un día por usted".
"Esta elección es crucial para Holanda", declaró a la prensa. "Es la oportunidad para una democracia como la nuestra de poner fin al efecto dominó del mal populismo".
Crisis con Turquía
Rutte aspira a un tercer mandato como primer ministro de Holanda, una de las mayores economías de la eurozona y miembro fundador de la Unión Europea, donde viven 17 millones de personas.
Durante la campaña, Wilders prometió cerrar las fronteras a los inmigrantes musulmanes, prohibir la venta del Corán y acabar con las mezquitas.
Rutte se ha centrado, por su parte, en destacar los logros económicos y la estabilidad del país en sus seis años como primer ministro. Su posición durante la crisis diplomática con Turquía parece haber fortalecido su imagen.
El primer ministro saliente se mantuvo firme frente a las amenazas del presidente Recep Tayyip Erdogan después de que el gobierno prohibiera a dos ministros turcos hacer campaña en suelo holandés entre la comunidad turca a favor del referéndum de abril que refuerza los poderes presidenciales.
Pese a que la postura radical de Wilders ha ganado apoyo tras la crisis de los refugiados, para muchos holandeses sus ideas contrarias a la inmigración siguen siendo difíciles de digerir.
"Tiene el derecho de expresar su opinión, pero no aporta soluciones a nada. Sólo crea miedo", dijo Niels, de 26 años, mientras veía el último debate en un bar de La Haya.
Los holandeses se enorgullecen del consenso político y en general los partidos suelen tomarse como promedio tres meses para fraguar la coalición gobernante, en un escenario político fragmentado.
Esta vez, muchos expertos pronostican que harán falta cuatro o incluso cinco partidos para alcanzar la mayoría de 75 escaños.
Más a la izquierda del espectro se encuentra GroenLink, un partido ecologista cuyo líder, Jesse Klaver, de 30 años, llamó a acoger más refugiados.