La exprimera dama de Estados Unidos, actual secretaria de Estado, Hillary Rodhman Clinton, es una de las personalidades más sobresalientes de la política norteamericana y de la administración Obama. De talla presidencial, disputó la nominación demócrata en 20012 con el actual mandatario. Su nombramiento en el más alto cargo de la diplomacia estadounidense fue recibido con beneplácito en esa nación y a escala internacional. Ahora ha decidido su retiro. Ya lo había anunciado antes de las elecciones del 6 de noviembre, aun si era reelegido el Presidente. 

Fue senadora de E.U. por el Estado de Nueva York, de 2001 a 2009. Una de las cien abogadas más influyentes de su país. Sus capacidades le han permitido desenvolverse con facilidad aun en los escenarios más conflictivos a donde ha sido enviada por el Presidente. En todos los países donde ha estado conquista la confianza de la gente y de los gobernantes. Hay que resaltar su deferencia con Colombia. En la pasada Cumbre de las Américas, en Cartagena, se le vio alegre, descomplicada, departiendo con la gente fuera de los protocolos.

No va ser nada fácil para el presidente Obama conseguir un reemplazo de las calidades, inteligencia, formación y carisma de la señora Clinton.