El nuevo primer ministro egipcio, Hazem Beblawi, afirmó que no descarta la entrada de los Hermanos Musulmanes en el próximo gobierno de transición, a pesar de la desconfianza de los defensores del ex presidente Mohamed Mursi, derrocado hace una semana.
Beblawi, nombrado el martes primer ministro, explicó por teléfono a la AFP que sigue estudiando la futura composición del próximo gobierno, una semana después del derrocamiento del islamista Mursi.
"Por el momento no contacté a nadie", afirmó. "Tengo dos criterios para el próximo gobierno. La eficacia y la credibilidad", precisó.
"No me preocupo por la pertenencia política", aseguró Beblawi, ex viceprimer ministro y ministro de Finanzas durante el primer período de transición postMubarak.
El miércoles, los Hermanos Musulmanes afirmaron que "no pactan con golpistas", refiriéndose a las Fuerzas Armadas que lideraron un golpe de Estado el 3 de julio contra Mursi, elegido presidente en junio de 2012, y rechazaron la oferta de formar parte del nuevo gobierno.
Pero a pesar de ello, Beblawi dijo que "si el Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ, brazo político de la cofradía) propone a alguien, es que esa persona está cualificada para el puesto" y su designación podría evaluarse.
La tarea del nuevo jefe de gobierno, de 76 años, será especialmente ardua.
Su primera misión es mantener en pie el proceso de transición política diseñado por el presidente interino, Adly Mansur, que prevé sobre todo la redacción de una nueva Constitución y la celebración de elecciones legislativas antes de inicios de 2014.
El proyecto fue rechazado por los islamistas y criticado por la coalición laica antiMursi, que lamentó no haber sido consultada y prometió presentar enmiendas.
Mientras, los defensores y detractores de Mursi siguen movilizados en las calles, tanto en El Cairo como en otros puntos del país.
La desconfianza de los islamistas proMursi hacia las nuevas autoridades fue reforzada por la nueva orden de detención emitida el miércoles contra el Guía Supremo de los Hermanos Musulmanes y otros responsables de la cofradía por los enfrentamientos del lunes, que se saldaron con 53 muertos y 480 heridos ante la sede de la Guardia Republicana.
La investigación de estos hechos, los más graves desde el inicio de la revuelta, llevó a la inculpación de unas 200 personas --entre las 650 interrogadas por haber querido forzar la entrada de la sede militar-- sobre todo por "homicidio".
Según los Hermanos Musulmanes, que lo consideraron una "matanza" y llamaron a un "levantamiento", soldados y policías dispararon sin motivo a los manifestantes, mientras el ejército alegó haber actuado tras un ataque de "terroristas armados".
La noche del miércoles, tras la ruptura del ayuno correspondiente al primer día del Ramadán, miles de personas se sumaron a los proMursi que se manifiestan desde hace 15 días delante de la mezquita Rabaa al Adawiya de El Cairo, en el barrio de Nasr City, constató un periodista de la AFP.
Rezaron por los muertos del lunes y prometieron continuar el movimiento hasta la vuelta de su "presidente", antes de dirigirse al palacio presidencial de Ittihadiya.
Tras varios días sin información al respecto, un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores dijo el miércoles que el derrocado presidente Mursi se halla "en un lugar seguro por su propio bien", "está siendo tratado dignamente" y por el momento no hay cargos contra él.
Unas cien personas han perdido la vida desde que el exjefe de Estado fue depuesto el pasado 3 de julio por el ejército, tras masivas manifestaciones.
Un cristiano de Egipto (copto) fue encontrado decapitado el jueves en el norte de la Península del Sinaí, varios días después de haber sido secuestrado por hombres armados, dijeron a la AFP responsables de la seguridad y testigos.
Según una fuente de la seguridad, había sido secuestrado por "grupos extremistas" el sábado pasado, el mismo día que un sacerdote copto fue asesinado por hombres armados.
En la región del Sinaí se registran a menudo problemas de seguridad desde el derrocamiento del régimen de Hosni Mubarak, a principios de 2011.
Los extremistas podrían aprovechar la fuerte tensión que tiene lugar en Egipto desde que el presidente islamista Mohamed Mursi fue derrocado por el ejército el pasado 3 de julio para llevar a cabo dichos ataques, subrayaron expertos.
Estados Unidos, un importante apoyo financiero de Egipto -y en particular de su ejército- indicó por su parte el jueves que continuarán con la entrega de cazas F-16 adquiridos por Egipto en 2010.