Para el gerente del Banco de la República, José Darío Uribe, claramente no. Tras reconocer que la cartera hipotecaria está creciendo por encima de la economía, sostuvo que “esa es una variable que le ponemos bastante atención, porque como bien se sabe el precio de la vivienda también está en los niveles más altos en toda la serie que se han construidos”.
En igual sentido se ha manifestado el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, para quien no hay “deterioro en la cartera hipotecaria ni un crecimiento desmedido de la oferta”.
“No vemos elementos de burbuja inmobiliaria ya que no hay sobreoferta de proyectos, no vemos deterioro en la cartera hipotecaria, un crecimiento desmedido de la oferta de proyectos, no se han relajado los elementos para dar autorización para construir. Nosotros no vemos que haya una burbuja inmobiliaria en Colombia y lo dice también el Banco de la República, que es autónomo, la Cámara de Construcción, el Departamento Nacional de Paneación”, declaró.
Tampoco el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ve “una burbuja en los precios porque no corresponde a los fundamentales de la economía”, precisando que “no podemos tomar decisiones macroeconómicas basadas en el precio de viviendas en barrios lujosos, donde la demanda es fuerte”.
Sin embargo, algunos observadores no están tan seguros. En junio, Robert Shiller, profesor de la Universidad de Yale, dijo que el mercado de finca raíz de Colombia le recordaba los inicios de la burbuja inmobiliaria norteamericana en la década pasada.
La alarma fue recogida por el presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), Sergio Clavijo, para quien “indudablemente, esta es una burbuja hipotecaria”, agregando que “debido al efecto de la disminución de liquidez a nivel global, sabemos que las tasas de interés van a subir, afectando de paso la adquisición de inmuebles”.
Como en Estados Unidos o España, al exagerado incremento del valor de las propiedades podría seguir una caída estrepitosa dejando a muchas personas en la ruina.
Sin embargo, si se compara la deuda hipotecaria del 6 por ciento del PIB, en el caso colombiano, con el 55 por ciento estadounidense se concluye que el efecto no sería tan devastador.