Así lo afirmó el director de Seguridad Ciudadana, luego de la explosión que ocurrió ayer en la madrugada donde murieron tres estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional.
Según el Fopae, la detonación que se generó en Suba afectó a 51 familias, 109 adultos, 51 niños y 12 vehículos.
Al parecer los tres estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) manipulaban los explosivos que se detonaron al interior de una casa en la localidad de Suba, al norte de Bogotá, informaron autoridades locales.
El director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, general Rodolfo Palomino, reconoció el incremento de la infiltración de grupos armados ilegales a la protesta social, “incluso los métodos tradicionales de protesta que utilizan los estudiantes en el país han evolucionado a técnicas mortíferas”.
"En Tunja no eran las habituales papas explosivas que se utilizan para hacer ruido, sino una granada artesanal con metralla con claras intensiones de hacer daño".
El comandante de la Policía de Bogotá, general Luis Martínez, señaló que de acuerdo a las primeras investigaciones los jóvenes estaban construyendo artefactos artesanales cuando se presentó la explosión.
Martínez agregó que en el lugar se hallaron panfletos alusivos a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el desaparecido M–19 (Movimiento 19 de Abril).
Según el general Martínez, los estudiantes fueron identificados como Daniel Andrés Garzón, de 22 años; Oscar Arpos, de 19; y Zaida (de quien se desconocía el apellido), de 20.
“Lo que nos preocupa es que los estudiantes se estén dejando manipular de las bandas criminales y grupos al margen de la ley con estos panfletos y causas equivocadas. Pero más grave aún es la alcahuetería en ocasiones de los mismos padres porque yo personalmente no creo que sea fácil camuflar en una casa 10 kilos de explosivos”, dijo el alto oficial.
Martínez señaló que “mientras los papás dormían en el segundo piso, estos jóvenes armaban estos artefactos artesanales al tiempo que ingerían licor. La preocupación también está en el descuido de muchos padres que no saben dónde y en qué están sus hijos”.
Entretanto, once personas, incluyendo dos niños, que resultaron heridas tras la explosión fueron trasladadas a hospitales cercanos.
Una de las personas heridas, anotó Martínez, es Ricardo Alfonso Garzón, de 20 años, hermano de uno de los jóvenes muertos.
El pronóstico médico de los heridos es reservado. Se encuentran internadas en los hospitales de Suba y Simón Bolívar.
El hecho se presento detrás del centro comercial Plaza Imperial, en el conjunto residencial Fontana Grande Reservado, donde 51 familias resultaron seriamente afectadas por la onda explosiva.
El director del Fondo de Atención y Prevención de Emergencias (Fopae), Javier Pava, explicó que se tiene un consolidado de 51 familias, 109 adultos, 51 niños y 12 vehículos que resultaron afectados por la explosión.
Pava confirmó que la detonación se presentó entre la 1 y 1:10 de la mañana. “Una vez se conoció este hecho se hicieron presentes en el lugar todas las instituciones que hacen parte del Sistema Distrital de Prevención y Atención de Emergencias. Además, hay unidades de la Fiscalía para adelantar la investigación que pueda determinar la causa de la explosión. También se está prestando atención oportuna a las familias afectadas”, agregó el director de Fopae.
En un consejo de seguridad, Bomberos, Policía Metropolitana de Bogotá, CTI, FOPAE y funcionarios de Gas Natural, se reunieron para verificar los daños que se presentaron en el lugar.
El pasado jueves, otro estudiante de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, murió dos días después de que la explosión accidental de una “papa bomba” lo dejara herido durante una manifestación violenta en Tunja, Boyacá.
En el hecho resultaron heridos cinco jóvenes más. Algunos de ellos perdieron parte de sus extremidades.
En octubre del año pasado, en medio de las marchas contra el proyecto de ley que reformaba la educación superior, otro joven, esta vez en Cali, perdió la vida también por la misma causa.
La UPN lamentó la muerte de los tres jóvenes y agregaron que condenaban “el uso de la violencia y de las acciones de terror para cualquier tipo de reivindicaciones en el seno de una sociedad democrática”.