El Modelo de la Banca de las Oportunidades ha sido uno de los procesos de inclusión y bancarización más exitosos del mundo. Se ha extendido la cobertura financiera al 99% del país, a través de bancos, compañías de financiamiento, cooperativas, ONGs y corresponsales.
La cobertura agregada del sector financiero, a su vez, ha permitido que, entre agosto de 2010 y julio de 2013 se hayan desembolsado cerca de 6,6 millones de microcréditos por 19,7 billones de pesos. En cuanto a los Corresponsales, alcanzan los 39.523 al 31 de julio, lo que ha facilitado 210 millones de transacciones por $45 billones, desde junio de 2007. A diciembre de 2012, 31 millones de adultos contaban con al menos un producto financiero, lo cual equivale a un índice de bancarización del 67%. El caso colombiano es un referente internacional en bancarización, por la rapidez con la que se alcanzó la cobertura en un país con una topografía y complejidad que no lo hacía fácil.
Sin embargo, el éxito del actual diseño de la Banca de las Oportunidades equivale a su agotamiento como instrumento de política. Y ello es así, porque la Banca de las Oportunidades, en la medida en que se trata de acción del Estado en el sector financiero, sólo se justifica en términos de inclusión financiera y lucha contra la pobreza.
Durante su primera etapa, la Banca de las Oportunidades se orientó a la bancarización en todos los municipios del país. Una vez lograda la inclusión, sólo tendría razón de ser si se ajusta su diseño para hacer efectivo su papel en la lucha contra la pobreza. El otorgamiento de microcréditos a tasas del 34.12%, mientras los clientes promedio tienen tasas del 19.85% y los principales clientes se ven favorecidos con intereses aún menores, restringen mucho la profundización financiera y la reducción de la pobreza.
La reducción o paulatina eliminación del Gravamen a los Movimientos Financieros y los efectos previsibles dela Ley 1676 de 2013, “por la cual se promueve el acceso al crédito y se dictan normas sobre garantías mobiliarias”, constituyen un buen escenario para re-lanzar la presencia de la Banca en los grupos populares.
Una revisión
La actual estructura de la Banca necesita una revisión. Se sugiere que pase paulatinamente, de normas sistémicas y subsidios puntuales, que ha sido hasta ahora su fortaleza, a una gestión directa en el nivel geográfico de provincias y en alianza con la Red Unidos. Ello implica una nueva concepción de su misión, orientada a proyectos específicos. La Banca agregará a las presiones para atender desplazados, nuevas presiones para atender a víctimas, a campesinos con restitución, a microempresarios formalizados, a viviendas de interés social, a pequeños mineros y, en general, a los diferentes grupos sociales en la base de la pirámide. Debe anticiparse a esas necesidades sociales, mediante un diseño más complejo.
Las iniciativas de la Banca de las Oportunidades que buscan una mayor eficacia y eficiencia del sector financiero deben evaluarse en términos del papel que, de modo complementario, debe cumplir la Asociación Bancaria en el crecimiento sectorial, pues no se trata de utilizar recursos públicos para sustituir a los capitales privados.
Así por ejemplo, la sostenibilidad de los CNBs en zonas alejadas depende de resolver el tema de efectivo, por la prevalencia de las captaciones netas. Tal característica, a su vez, sólo puede resolverse con una gestión que actúe sobre la demanda local por efectivo, hasta ahora centrada en los Subsidios Condicionados (sería el caso de incorporar los pagos de nóminas locales), y con una gestión sobre el círculo ahorro-crédito (CNBs como canal para créditos, seguros y demás). Aunque la Banca de las Oportunidades podría actuar en algunos de estos temas colectivos, lo cierto es que los gestores bancarios, asesores y demás figuras, son responsabilidad especial del sector financiero.
Una franja de acuerdo con las entidades financieras, la constituyen los gestores de la Red Unidos. En efecto, la necesidad del cometido microlocal del sistema para complementar a los CNBs, mejorar su rentabilidad y la originación y seguimiento al crédito, no es distante de la necesidad de Unidos, de cogestores que contribuyan a resolver la generación de ingresos y acompañen tal proceso. Esa franja sustenta una alianza estratégica, que debe contar con un panel de expertos en la fase de definir la estrategia de cada familia.
El Estado debe continuar buscando la Inclusión Financiera y la administración del Circuito de Efectivo, a través del manejo de los desembolsos masivos, como son los subsidios condicionados (Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Desplazados, etc.), los reconocimientos a víctimas, el sistema de transferencias o el sistema de regalías.
La experiencia internacional ratifica que la expansión financiera se basará esencialmente en la Banca Móvil, teniendo en cuenta la penetración celular y la creciente sencillez con seguridad, en su uso.
Afinar las estrategias y la política pública exige disponer de información sobre la demanda de servicios financieros, en relación con el efecto sobre las condiciones de vida, productividad y bienestar, así como las necesidades y la comprensión sobre la oferta de servicios que tiene la población, al igual que las características de la utilización de esos servicios.
En el pasado, el sistema financiero no ha sido entusiasta con la posibilidad de compromisos integrales, aunque haya respondido a los propósitos gubernamentales de microfinanzas y financiamiento de VIS, que caen dentro de su giro habitual de negocios. La experiencia reciente del Grameen Bank y del Grameen Aval, no descartan el enfoque Yunus y su promoción de empresas sociales, al mejor estilo del Grupo Social.
Tras la salida de Yunus del Grameen Bank, los Yunus Centres continúan promoviendo la propuesta de empresas sociales, es decir, un modelo de capitalismo inclusivo basado en empresas comerciales pero sin distribución de utilidades
Existe la posibilidad de que la Banca promueva constituir un Yunus Centre, sobre la propuesta del Diamante de Prahalad, para un modelo económico inclusivo. Una ONG mixta, financiada con los presupuestos de responsabilidad social corporativa de las entidades financieras y hasta con un 1% del gravamen a los movimientos financieros, puede ser una salida institucional que justifique la presencia del Estado en el sector financiero.
En la instalación del Encuentro Soluciones para Colombia, planteamos que el Banco Agrario tratara de competir en tarifas y presencia en las grandes ciudades, para reducir el costo financiero en el país. Con la propuesta de que se promueva el Yunus Centre en Colombia y un enfoque de capitalismo inclusivo, la Banca de las Oportunidades puede tener una segunda oportunidad en la lucha contra la pobreza, que fue el objetivo central cuanto le presentamos al gobierno anterior la iniciativa de un Banco de los Pobres.