Cerca de 700 refugiados fueron rescatados la madrugada del viernes en el canal de Sicilia (sur de Italia) en varias operaciones coordinadas por las autoridades italianas, mientras los líderes de la Unión Europea debatían en Bruselas sobre cómo hacer frente al fenómeno de la inmigración ilegal.
Al menos cinco operaciones de rescate permitieron socorrer a los inmigrantes, entre ellos mujeres y niños, según informó la marina italiana.
La patrullera "Cigala Fulgosi" auxilió primero a un grupo de 99 personas que se encontraban en una embarcación a la deriva a unos 185 km al sur de la pequeña isla de Lampedusa, indicó en un comunicado de la marina.
La corbeta "Chimera" rescató por su parte a 219 personas que viajaban en las mismas condiciones a unos 70 km de la isla, añadió la misma fuente.
Además tres embarcaciones de los guardacostas italianos socorrieron a unos 300 inmigrantes que se encontraban en dos embarcaciones y un carguero rescató a otros 90 a unos 200 km al sur de Lampedusa, según un comunicado de los guardacostas.
El delicado fenómeno de la inmigración clandestina, que se ha intensificado en el último mes con la oleada de barcazas cargadas de africanos --la mayoría somalíes y eritreos-- que atraviesan el Mediterráneo, es uno de los temas del día en Bruselas.
Italia quiere evitar que se repitan dramas como el que este mes causó más de 400 muertos en dos naufragios frente a las costas de Lampedusa.
El primer ministro Enrico Letta anticipó que va a proponer a los 28 países de la UE que se comprometan a aplicar "cuatro medidas precisas" y comunes.
"Se trata de un problema para toda Europa", advirtió Letta ante el parlamento italiano.
Entre las medidas que Italia espera que Europa adopte figura la de desarrollar un sistema de vigilancia entre los países de sur del continente, Eurosur.
También propondrá fortaler la agencia para las fronteras Frontex, administrar el flujo de las migraciones y establecer un diálogo con los países de donde parten los inmigrantes, según resumió el gobernante.
El nuevo sistema Eurosur, que vigila las fronteras de los países con orillas sobre el Mediterráneo, deberá ser operativo a partir de diciembre.
"No aceptaremos un compromiso. No queremos que la tragedia de Lampedusa sea considerada un accidente ocasional que no se repetirá por la llegada del invierno", lamentó Letta.
La combativa alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, viajó a Bruselas para presionar a los dirigentes europeos y solicitarles que cambien las reglas para obtener el derecho al asilo, lo que no ocurrirá antes de junio del 2014.
Paralelamente un centenar de refugiados eritreos manifestaron en Roma frente a la sede del Parlamento para denunciar la sistemática violación de los derechos humanos por parte del régimen de Issaias Afeworki, una situación que obliga a unos 3000 ciudadanos de ese país a huir cada mes.
"Basta con el miedo, basta con la dictadura", clamaban los manifestantes.
"Ofrezcannos protección en vida y no flores de muertos", rezaba una pancarta.
Más de 33.000 inmigrantes ilegales llegaron a Italia durante el 2013, la mayoría provenientes de Somalia, Eritrea y Siria, personas que huyen de guerras civiles, hambrunas y regímenes opresivos.