Tras la muerte de Guillermo León Sáenz, alias Alfonso Cano, entonces máximo dirigente de las Farc, la guerrilla desató una ofensiva desde el primero de enero a la fecha, deteriorando la seguridad en Colombia con un balance provisional de 99 policías, 116 militares y 200 miembros de grupos irregulares muertos y cerca de 500 uniformados heridos.
Las cifras oficiales, conocidas por EL NUEVO SIGLO, dan cuenta de que en el mismo lapso se registra la muerte en combates y bombardeos de 191 miembros de las Farc y del Eln y de 9 integrantes de las bandas emergentes al servicio del narcotráfico.
El analista Luis Galvis, la Corporación Nuevo Arco Iris y el Centro de Seguridad y Democracia de la Universidad Sergio Arboleda, en análisis e investigaciones sobre la violencia en Colombia, afirman que en lo corrido del presente año los ataques de las Farc y del Eln descendieron frente al año pasado, pero dejan una sensación de inseguridad creciente por el elevado número de víctimas oficiales.
En el mismo laso se registra que 920 supuestos integrantes de las Farc, 88 del Eln y 1.419 de las bandas emergentes al servicio del narcotráfico de Urabá, Los Paisas, Los Rastrojos, Renacer, Águilas Negras y de la Oficina de Envigado fueron capturados por las Fuerzas Militares y la Policía Nacional y puestos a disposición de jueces con funciones de control de garantías y de la Fiscalía General de la Nación.
También desde el primero de enero a la fecha, se registra la desmovilización de 307 presuntos miembros de las Farc y 54 del Eln, tras abandonar la lucha armada y acogerse a los planes de reinserción del Gobierno Nacional.
De acuerdo con la información oficial del Ejército Nacional, 35 uniformados perdieron la vida al caer en los campos minados y en ataques con cilindros bomba y los llamados tatucos.
También se registra que 500 miembros de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional en lo corrido del presente año han sufrido graves heridas por los ataques de las guerrillas de las Farc, del Eln y del ala disidente del Epl, que delinque en Norte de Santander.
Las cifras oficiales también dan cuenta que casi 100 de los militares y policías resultaron heridos por la acción de los explosivos sembrados en pasos obligados por los uniformados.
La guerrilla muta
El analista Galvis le dijo a este Diario que las guerrillas de las Farc y del Eln fueron sorprendidas por el desarrollo tecnológico de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional que las obligaron a volver a la llamada guerra de guerrillas y abandonar sus desarrollos que habían alcanzado con la guerra de movimiento.
Galvis explicó que la Fuerza Aérea Colombiana, FAC, gracias a la tecnología de punta sorprendió a la guerrilla con los bombardeos certeros que dejan diezmadas áreas campamentarias y frentes rebeldes.
El analista narró que gracias a la tecnología de punta han sido abatidos los más importantes jefes de las Farc y del Eln, entre ellos Alfonso Cano, el Mono Jojoy y Raúl Reyes, además de comandantes de frentes, entre ellos el Negro Acacio y Martín Caballero.
Pero la guerrilla decidió abandonar la guerra de posiciones y la de movimientos para volver a la guerra de guerrillas, para actuar con audacia y cautela con francotiradores, minas antipersonal y campos minados.
Ahora, explicó Galvis, en los campamentos no pueden permanecer más de ocho o diez guerrilleros, precisamente para evitar ser blanco de los ataques aéreos u operaciones candado o cercos y caer en manos de las autoridades.
“Una directiva en ese sentido fue impartida por Cano, luego de los grandes golpes de la Policía y las Fuerzas Militares contra sus estructuras”, recordó.
El politólogo Galvis explicó que también las Farc acuden a la compartimentación extrema para evitar delaciones y la ubicación de campamentos y sus cabecillas.
“El conflicto político militar, como dice el comandante de las Fuerzas Militares, general Alejandro Navas Ramos, es cambiante por la dinámica de las llamadas guerras irregulares, siempre avanzando con trabajos de inteligencia, estrategia y combate”, precisó Galvis.
El analista político insistió en que “las Farc y el Eln acudieron a una guerra de guerrillas sin limitaciones y atacan con armas de última generación, pero también cuentan con cilindros bomba, tatucos y trampas humanas que en la mayoría de los casos están contaminadas con materia fecal, animal y humana, para infectar las heridas de militares y policías”.
“Ahora bien, la mutación es una alteración o cambio para producir un cambio de estrategia. Este cambio está presente en las filas de las Farc, en su accionar político militar para soportar la embestida militar y policial”, explicó Galvis.
Además, la dinámica y prosperidad de las Farc con el cobro del gramaje y el control de los laboratorios y cultivos de hoja de coca, marihuana y amapola, la extorsión y el boleto, le permiten sobrevivir, comprar armas, reclutar y diseñar nuevas estrategias de supervivencia y combate.
Recordó que el general Navas afirmó que Alfonso Cano no era el eje central de las Farc y a pesar de su muerte en un combate, la seguridad en Colombia continúa deteriorándose y la guerrilla viene fortaleciendo su presencia, dinámica y accionar en gran parte del territorio nacional.
Explicó que en el mes de marzo las Fuerzas Militares y la Policía Nacional asestaron dos de las más importantes golpes contra las Farc al abatir en Arauca y en el Meta a 69 insurgentes, entre ellos siete jefes de frentes y columnas móviles del llamado Estado Mayor del Bloque Oriental, pero abril fue el “mes negro” para el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos por el elevado número de uniformados muertos y heridos.
Galvis precisó que la población civil también es blanco del accionar armado de la subversión con sus ataques con cilindros bomba como ocurrió con la muerte de la esposa y de su pequeño hijo del comandante de una estación de Policía en el Cauca.
El politólogo indicó que de acuerdo con el Centro de Seguridad y Democracia de la Universidad Sergio Arboleda, desde el primero de enero a la fecha la violencia en todo el país va en aumento a pesar que los cuadros estadísticos dicen otra cosa.
Mientras tanto, los altos mandos vienen implementando nuevas estrategias y fortaleciendo sus operaciones en un esfuerzo para neutralizar el accionar de las guerrillas y de las llamadas bandas emergentes al servicio del narcotráfico para enfrentar el deterioro en la seguridad nacional.