La agencia calificadora Standard & Poor's echó un jarro de agua fría al gobierno francés, rebajando un escalón la nota de la deuda soberana a largo plazo, ahora en "AA", debido a la dificultad para aumentar la recaudación fiscal y al desempleo.
S&P justificó su decisión de rebajar un peldaño la nota de solvencia financiera de Francia a "AA", desde "AA+", porque considera que el país ha "reducido" su margen de maniobra y no puede seguir reformándose debido al alto desempleo.
El presidente, el socialista François Hollande, que reunió en el Elíseo a las grandes instituciones financieras internacionales, aseguró que Francia mantendrá su programa en materia económica.
"Esta política que reposa en reformas que ya se han iniciado, que proseguirán, es la única que permite garantizar la credibilidad" y "garantizar la cohesión nacional y social", dijo, antes de recordar que los mercados le exigen a Francia un rendimiento muy bajo por su deuda.
El gobierno en pleno ha criticado esta decisión, que ha supuesto un duro golpe pues desde su llegada al poder hace poco más de un año, ha hecho del control de las finanzas públicas una de las líneas directrices de su política.
El primer ministro, Jean-Marc Ayrault aseguró que la agencia "no ha tenido en cuenta todas las reformas" emprendidas por el ejecutivo francés, entre ellas la de las pensiones, que se tramita en el Parlamento.
Por su parte, el ministro de Economía, Pierre Moscovici, calificó de "juicios críticos e inexactos" los argumentos de la agencia de calificación.
También el gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, se ha sumado a las críticas, pues considera que el análisis de S&P es "incompleto".
Según el análisis de S&P, "el margen de maniobra presupuestario de Francia es reducido, pese a que antes la consideraba alto en comparación con países" similares.
"No vemos, para el futuro próximo, un plan de conjunto articulado que permita liberar el potencial de crecimiento, indispensable para la reducción del desempleo", explicó a la AFP el economista jefe para Europa de la agencia, Jean-Michel Six.
S&P considera que el "nivel actual de paro reduce el apoyo popular a las nuevas reformas estructurales y sectoriales y afecta las perspectivas de crecimiento a largo plazo".
La decisión de la agencia también ha dado pie para que la oposición salga en tromba contra el gobierno.
"François Hollande debe asumir sus responsabilidades. No puede permanecer inactivo ante la grave acumulación de señales de alerta en el frente económico", dijo el presidente del principal partido de la oposición, la UMP, Jean-François Copé, mientras el exprimer ministro François Fillon pidió al ejecutivo que "asuma el fracaso de la política económica actual" y "cambie de política radicalmente".
La presidenta del partido de extrema derecha, Frente Nacional, Marine Le Pen, interpretó esta decisión como una sanción a la "política de 'eurosteridad'" del gobierno, por la presión de la "grandes finanzas".
Sin efecto en los mercados financieros
Los inversores "pueden y van a seguir confiando en Francia", dijo Moscovici, quien prometió que la economía crecerá el próximo año "al menos" un 0,9% ó un 1%, frente al 0,1% de este año.
La decisión de la agencia de calificación no ha tenido un mayor efecto en los mercados financieros. La Bolsa de París cerró con una caída del 0,48% y el rendimiento de los bonos de deuda a diez años se situaba en 2,225%, tras subir ligeramente.
La nueva nota atribuida a Francia es la tercera mejor posible. Su perspectiva es "estable", lo que implica que la agencia no contempla bajarla de nuevo a corto plazos.
S&P fue la primera gran agencia internacional en quitarle a Francia la máxima calificación (AAA) en enero de 2012. Luego le siguieron sus dos grandes competidoras, Moody's y Fitch Ratings.
La agencia mantuvo no obstante sin cambios las calificaciones de los grandes bancos del país, al considerar que "el gobierno francés seguirá apoyando a estas entidades sistémicas en caso de crisis financiera"./AFP