Gobierno y Farc siguen trabados por fecha de desarme | El Nuevo Siglo
Sábado, 9 de Abril de 2016

A pesar de que las Farc ayer señalaron que hay un buen ambiente para avanzar en la mesa de conversaciones de La Habana y que 2016 sería el año de la paz, la carta que se conoció le envió Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko’, al presidente Santos muestra es que hay hondas diferencias en la negociación sobre temas medulares como la entrega de armas por parte de esta organización al margen de la ley.

 

En la misiva el máximo cabecilla de las Farc responde a las explicaciones que dio el Jefe de Estado el pasado 28 de marzo de por qué el Gobierno nacional no firmó el acuerdo final de paz el 23 de ese mes, a lo que se habían comprometido ambas partes desde septiembre anterior.

 

En ese sentido, el aspecto central de la carta de alias ‘Timochenko’ tiene que ver con la dejación de armas que le corresponde a las Farc después de suscribirse el acuerdo final en La Habana, considerando que el presidente Santos dijo que una de las tres razones por las que no se firmó la paz es que “el Gobierno exige que las Farc tienen que haber dejado las armas y haber dado el paso hacia la legalidad, para poder hacer política y circular por el territorio nacional”.

 

Santos Calderón indicó que un segundo motivo por el que no se firmó la paz el 23 de marzo es que “el Gobierno exige una fecha fija, precisa y clara para que termine el proceso de desarme. Por ningún motivo esa fecha puede quedar abierta”.

 

A lo que alias ‘Timochenko’ respondió que “los plazos no pueden ser abiertos para una de las partes, y fijos, precisos y firmes para la otra. Por eso deben ser prudenciales, hábiles para desarrollar integral y simultáneamente los acuerdos. ¿Es que aún alguien cree que el paramilitarismo, el atentado personal y la siembra de los odios diarios, no son amenazas reales para la insurgencia desarmada y el movimiento popular?”.

 

Agrega el guerrillero que “el punto tercero de la Agenda, fin del conflicto, lo describe como un proceso integral y simultáneo que envuelve siete grandes temas, y que comenzará su desarrollo con la firma del Acuerdo, en un plazo prudencial acordado. Quien quiera examinar de manera desprevenida los siete grandes temas referidos, concluirá que se trata de asuntos complejos, en los que no puede exigirse a una de las partes la dejación de armas y su reincorporación a la vida civil, mientras la otra a su vez no materialice los compromisos correspondientes. Conservar las armas no nos interesa tanto como conservar la vida”.

 

Una tercera razón que dio el Presidente de la República es que “el Gobierno no puede permitir que ningún colombiano –en cualquier zona que se acuerde para la dejación de armas– quede desprotegido, como ocurrió en el Caguán. Los colombianos no aceptan -ni su Gobierno tampoco- un acuerdo que signifique algo diferente. Si queremos llegar a esa paz estable y duradera que hemos buscado durante tanto tiempo –y estamos cerca–, debemos seguir con el pulso firme, el rumbo fijo y obrando con total responsabilidad”.

En este punto alias ‘Timochenko’ también replica en la misiva al Presidente que “sorprende que se invoque la figura de colombianos desprotegidos en el Caguán, cuando por fuera de la zona de despeje, en todo el territorio nacional, el paramilitarismo, en complicidad abierta con las Fuerzas Militares, inundó el país en sangre con sus crímenes, masacres y despojos. Horrores como el del Catatumbo ocurrieron en la Colombia protegida, esa que nunca han querido ver”.

 

Añade el Jefe subversivo que “los acuerdos implican verificación y ya las Naciones Unidas avanzan en esa dirección, con representación del Estado y la insurgencia. Nadie se niega a ello. El señor Presidente sin embargo lo insinúa en su declaración pública, como si aún lo poseyera el ánimo de rendirnos, desmovilizarnos y humillarnos”.

Dice además ‘Timochenko’ que “las conversaciones de paz se iniciaron para poner fin definitivo a la violencia y las armas en la política. Mal podría la insurgencia pactar con el Gobierno nacional, con países acompañantes y garantes, con toda la comunidad internacional como testigo, fórmulas que piense incumplir. No tenemos vocación de necios o suicidas”.

 

Añade Londoño que “el mito del proselitismo armado de los guerrilleros en armas haciendo política por todo el país no es más que una malintencionada caricatura propalada sin calcular el daño ocasionado. Claro que debe acabarse para siempre en Colombia el vínculo entre política y armas, no más terror de Estado, no más odios, no más paramilitarismo, no más paros ni marchas contra la paz”.

 

El año de la paz

Ayer prosiguieron en La Habana las negociaciones de paz entre los delegados del Gobierno y las Farc.

 

Uno de los negociadores de esta organización, alias 'Rodrigo Granda', dijo a La FM que se están superando poco a poco los obstáculos que existen en el punto sobre el final del conflicto. “Estuvimos reunidos en un ambiente altamente positivo, muy franco y con mucho respeto en donde pusimos las cosas en blanco y negro para saber en dónde estamos y para dónde vamos. De lo que si estamos seguros es que creemos definitivamente que 2016 será el año de la paz para Colombia”.

 

En cuanto al espinoso tema de la dejación de armas dijo que “decimos que vamos a entregar hasta el último fusil, de eso no puede haber dudas. Nosotros no estamos jugando aunque sí debe haber plenas garantías jurídicas y políticas”.

 

Añadió sobre la nueva fecha para suscribir el acuerdo final de paz que “nosotros no queremos ponerle fecha y el Gobierno lo sabe, pero este debe ser el año de la paz. Esperamos que el ejecutivo haga lo que le corresponde ya que nosotros haremos la nuestra para llegar a un final feliz”.

 

Mientras que alias 'Pastor Alape', otro de los negociadores de las Farc, dijo sobre las bandas criminales que “el mecanismo que se debe aplicar es el de un sometimiento a la justicia amplia que permita a algunos de esos sectores desmontarse de su actividad, pero deben buscarse más medidas para acabar totalmente con el paramilitarismo”.