El gobierno griego, que inicia las negociaciones con los bancos del mundo entero para reducir una parte de su deuda, obtuvo el aval del Parlamento, primera etapa de una ingente tarea para sacar al país de la crisis.
El gobierno de Lucas Papademos obtuvo 255 votos a favor y 38 en contra mientras que 7 diputados no estaban presentes, anunció el presidente de la Asamblea Philippos Petsalnikos, al término de la votación de la moción de confianza.
Votaron en contra 21 diputados comunistas (KKE) -tercera fuerza parlamentaria-, nueve de la izquierda radical (Syriza), cinco de la izquierda democrática (Dimar), un diputado del partido de derecha Nueva Democracia y dos disidentes socialista (PASOK).
Antes de la votación, cuyos resultados eran cruciales para demostrar a los europeos el compromiso de Grecia de respetar la hoja de ruta dictada por los acreedores, pese a que es muy dolorosa para los griegos, el nuevo primer ministro había manifestado su "optimismo" para "superar las dificultades".
"Soy optimista. La zona euro va a superar las dificultades de hoy pese a las divergencias entre los países (...) y los dirigentes van a adoptar decisiones necesarias para garantizar la credibilidad y estabilizar el sistema bancario", había dicho Papademos a los diputados, al concluir tres días de debate parlamentario tras su nombramiento el viernes para dirigir el gobierno de coalición en el que participan socialistas, conservadores y la extrema derecha.
Papademos subrayó que se necesitan "intervenciones más radicales, con un refuerzo del margen de acción del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF)".
El primer ministro griego tenía previsto después de superar esta prueba reunirse con el jefe de la asociación mundial de bancos, Charles Dallara, para iniciar oficialmente las negociaciones de quita del 50% de la deuda en manos privadas, que contribuirá a reducir la deuda pública del país al 120% del PIB del país para 2020 contra más del 160% actual.
En total, se trata del perdón de unos 100.000 millones de euros de los 350.000 millones a que asciende la deuda griega.
El dirigente del Instituto de la Finanza Internacional (IIF) viajó a la capital griega para reunirse lo antes posible con los dirigentes del país, retenidos en Atenas por el voto de confianza parlamentario.
Dallara también iba a reunirse con el ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, que calificó el viernes "de urgente el lanzamiento oficial y público" de dichas negociaciones.
Después viajará a Fráncfort, donde tiene previsto reunirse con los dirigentes del sector financiero con deuda del Estado griego.
Antes del inicio de las negociaciones, la zona euro ha vuelto a presionar a Grecia reclamando de nuevo, este miércoles, que los dirigentes se comprometan por escrito a respetar las modalidades del último plan de rescate al país aprobado el 27 de octubre en Bruselas.
Pero el partido conservador rechaza cualquier promesa escrita. Varios diputados se niegan a someterse al "dictado de Bruselas", después de que lo hiciera el líder, Antonis Samaras.
Para los acreedores, este compromiso escrito es la condición para desbloquear 8.000 millones de euros, el último tramo del crédito de 110.000 millones de euros concedido en mayo del pasado año, de los que depende Grecia para evitar la quiebra antes de mediados de diciembre.
Venizelos esperaba la semana pasada que la zona euro desbloquee a partir de este jueves este dinero.
El primer ministro reiteró a los diputados la necesidad de obtener un compromiso firmado de cada partido. El lunes se reunirá con los responsables de la Comisión en Bruselas.
A partir del viernes, Venizelos presentará al Parlamento el proyecto de presupuesto 2012 del país, garante del compromiso de Grecia a respetar las reglas de saneamiento impuestas por los acreedores en el que enunciará las numerosas medidas de austeridad ya votadas, como el desempleo técnico de miles de empleados del sector público.
La denuncia de estos sacrificios debería ser objeto en las manifestaciones de izquierda organizadas el jueves para recordar la represión estudiantil, el 17 de noviembre de 1973, por la junta de los coroneles, ante la presencia de más 7.000 policías desplegados en las calles de Atenas.
AFP