Tres meses después de los atentados yihadistas en París, el primer ministro francés, Manuel Valls, presentará el viernes un "plan de lucha contra el racismo y el antisemitismo", en un contexto de recrudescencia de los prejuicios y los actos racistas.
El país de Europa con mayor número de judíos (estimados en unos 600.000), Francia fue enlutada varias veces por crímenes antisemitas, entre ellos el ataque contra un supermercado kósher que causó cuatro muertos el 9 de enero en París y el asesinato de cuatro niños y un profesor en marzo de 2012 en un colegio judío de Toulouse.
La población francesa cuenta asimismo varios millones de personas originarias del Magreb, de África subsahariana y de los departamentos ultramarinos del país, víctimas en grados diversos de discriminación en razón de sus origines o, para una parte de ellas, de su religión musulmana.
El país registró en los últimos años un recrudecimiento de los delitos racistas: los actos antisemitas doblaron en 2014 con respecto a 2013, y los actos antimusulmanes aumentaron desde los atentados cometidos en París entre el 7 y el 9 de enero (17 muertos) por tres franceses que se reivindicaban yihadistas.
La semana pasada, un informe de la Comisión Nacional Consultiva de Derechos Humanos (CNCDH) señaló la persistencia de los prejuicios sobre los musulmanes, los judíos y los gitanos.
El presidente François Hollande, que declaró la lucha contra el racismo y el antisemitismo "gran causa nacional", anunció después de los atentados de enero su voluntad de reforzar el arsenal represivo en la materia para que haya "sanciones más rápidas y eficaces" contra toda declaración "de odio, racista, antisemita u homofoba" y que la connotación antisemita de un delito constituya un agravante.
Además de ese dispositivo jurídico, el plan que se anunciará el viernes incluirá medidas en el plano de la pedagogía y de la lucha contra el racismo en internet, indicaron fuentes cercanas al asunto.