El gobierno de Ucrania anunció que se preparaba a combatir una concentración de tropas rusas y separatistas en el este del país, confirmada por la OTAN, lo que hace temer el estallido de una guerra abierta al cabo de dos meses de una tregua poco respetada.
Rusia, que desmiente cualquier implicación en el conflicto en el este de Ucrania, en el que murieron más de 4.000 personas desde abril pasado, denunció las acusaciones formuladas en Sofía por Philip Breedlove, comandante en jefe de la OTAN.
"Vimos columnas de equipamiento ruso, tanques rusos, sistemas de defensa antiaérea rusos, artillería rusa y tropas de combate rusas entrar en Ucrania", declaró Breedlove.
Frente al riesgo de una escalada militar, el Consejo de Seguridad de la ONU convocó a una reunión de urgencia el jueves a las 19h30 GMT en Nueva York.
Antes de la reunión, el secretario general de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Lamberto Zannier, reconoció que el alto al fuego era cada vez más virtual y que la llegada de armas a la zona rebelde podía "llevar a una confrontación más abierta".
En Kiev, el ministro ucraniano de Defensa, Stepan Poltorak, dijo en una reunión del gobierno que Ucrania se preparaba para el combate contra rusos y separatistas.
"Observamos un refuerzo de los grupos terroristas" (el gobierno ucraniano llama así a los insurgentes prorrusos) y "de parte de Rusia. Observamos sus movimientos, sabemos dónde se encuentran", dijo Poltorak.
"Nuestra tarea principal es prepararnos para el combate", agregó.
Al mismo tiempo, se intensificaban los disparos de artillería cerca de Donetsk, bastión separatista prorruso en el este de Ucrania, signo de una escalada militar que alarma a los países occidentales.
Los disparos, más intensos que en los últimos días, comenzaron a primeras horas de la mañana y parecen dirigidos contra el aeropuerto, bajo control de las tropas leales a Kiev, indicaron los periodistas de la AFP presentes en el lugar.
"Se escuchó ruido de artillería y explosiones en todos los distritos de la ciudad", indicaron las autoridades municipales de Donetsk, epicentro desde hace meses de los combates entre el ejército ucraniano y los separatistas.
La situación "va a empeorar", dijo Igor, un exchófer de autobús que reside en un barrio bombardeado por la mañana.
"Muchos militares llegaron recientemente a Donetsk", agregó.
En la víspera, la OSCE, encargada de hacer respetar el alto el fuego firmado el 5 de septiembre pasado por los beligerantes y que muchos consideran moribundo, alertó sobre "el nivel de violencia en el este de Ucrania".
"El riesgo de una escalada sigue siendo elevado", declaró a la prensa Michael Boicukiw, portavoz de la misión de la OSCE desplegada en varios puntos del país.
Las hostilidades se intensificaron después de las elecciones organizadas el 2 de noviembre en las zonas separatistas, rechazadas por el gobierno de Ucrania y Occidente, pero reconocidas de hecho por Rusia.
En los últimos días, los corresponsales de la AFP en la región vieron la llegada de convoyes militares, compuestos sobre todo por tanques y camiones, sin matrícula.
La OSCE también dio cuenta de la presencia de esos convoyes.
Ucrania denuncia desde el viernes la entrada en el este separatista prorruso de tanques y piezas de artillería desde Rusia.
El gobierno ruso desmiente cualquier implicación en los enfrentamientos en Ucrania.
"Pienso que la ONU debe ser informada de que Rusia proyecta una invasión a gran escala en Ucrania", escribió el martes el embajador ucraniano ante las Naciones Unidas, Yuriy Sergeyev, en su cuenta Twitter.
En marzo pasado, la anexión de Crimea había comenzado, tres semanas antes de concretarse a través de un referéndum, con el despliegue de los llamados "hombres verdes", uniformados sin insignias.
Ucrania, donde desde el comienzo de las hostilidades en abril pasado ya murieron 4.000 personas, sigue en el centro de la actividad diplomática internacional.
Los responsables separatistas se niegan a aplicar los acuerdos de paz firmados en septiembre en Minsk, indicó el martes el presidente ucraniano Petro Poroshenko en una conversación telefónica con la canciller alemana Angela Merkel/AFP.