El nuevo gobierno de Benjamin Netanyahu, uno de los más a la derecha de la historia de Israel, se verá inmediatamente confrontado a la presión de estadounidenses, europeos y palestinos, cada vez más frustrados por la falta de progreso en las negociaciones de paz.
Netanyahu logró el jueves, por un estrechísimo margen, la confianza del Parlamento israelí para formar gobierno.
Durante el primer consejo de ministros, Netanyahu hizo declaraciones vagas para no alarmar a las capitales extranjeras. "Continuaremos promoviendo una solución diplomática, mientras preservamos los intereses vitales y la seguridad de los ciudadanos de Israel", declaró.
Al mismo tiempo, el presidente estadounidense Barack Obama aseguraba que "una solución de dos Estados" y por lo tanto, la creación de un Estado palestino en coexistencia con Israel, era "absolutamente crucial".
El nuevo gobierno israelí está firmemente anclado a la derecha del espectro político. Muchos de sus ministros se oponen a la creación de un Estado palestino, elemento central en prácticamente cualquier plan de resolución del conflicto.
Además, la mayoría apoya la política de asentamientos en los territorios palestinos ocupados, una política ilegal a ojos de la comunidad internacional y considerada como uno de los mayores obstáculos para la paz.
El diario Jerusalén Post imaginaba el contenido de los mensajes enviados por los diplomáticos extranjeros en Israel sobre la política de un "gobierno de la derecha dura". Señalaba que, aunque Netanyahu se había reservado el puesto de ministro de Relaciones Exteriores para sí, la diplomacia sería conducida en el día a día por la ministra adjunta Tzipi Hotovely, "partidaria de la solución de un solo Estado (el israelí), y que piensa que los judíos deberían tener derecho a rezar en el Monte del Templo (la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo del Islam) y que mantiene una relación estrecha con los colonos".
- Frustración internacional -
El propio Netanyahu prometió durante su campaña que continuaría la colonización de los territorios palestinos ocupados por Israel y enterró la idea de un Estado palestino, retractándose poco después.
Pero para los palestinos y numerosos diplomáticos, las declaraciones de campaña solo confirmaron el hecho de que Netanyahu nunca quiso un Estado palestino.
Tras años de frustración por parte de la comunidad internacional y el fracaso de una enésima tentativa de paz en 2014, Washington se enfrentó a Netanyahu, dando entender que podría replantearse su histórico apoyo a Israel en las instituciones internacionales si el gobierno israelí no cambiaba su postura.
- Incluso en el fútbol -
Los palestinos pretenden continuar su ofensiva diplomática y judicial contra un gobierno "de guerra", ante los organismos internacionales, principalmente ante la Corte Penal Internacional, que baraja la posibilidad de investigar al gobierno israelí por crímenes de guerra en Gaza en el verano (boreal) de 2014.
Esta guerra dejó en torno a 2.200 muertos del lado palestino, principalmente civiles, y 73 del lado israelí, principalmente militares, e hizo que 100.000 gazatíes perdieran su hogar.
La Unión Europea también estudia sus opciones. Varios Estados miembros le han solicitado que se reanude el etiquetado de productos procedentes de las colonias israelíes, mientras Israel ya se enfrenta a iniciativas de boicot no gubernamentales en todo el mundo.
Israel debe defenderse incluso en el ámbito del fútbol. El presidente de la federación internacional (FIFA) Sepp Blatter debe viajar a la región para entrevistarse con Netanyahu y con el presidente palestino, Mahmud Abas, antes de un congreso el 29 de mayo en el que los palestinos podrían reclamar la suspensión de la federación israelí.
El tiempo de vida del nuevo gobierno israelí es incierto, ya que reposa sobre una mayoría muy precaria. Netanyahu también ha dejado la puerta abierta a una ampliación de su coalición, pero el líder de la oposición, el laborista Isaac Herzog, en alusión al actual gobierno, ha declarado que se niega a unirse a "ese circo".