El sistema parlamentario que rige en algunos países suele en ocasiones dificultar la gobernabilidad y como consecuencia resultan administraciones inestables. El voto de censura es determinante y cuando se realiza la caída del gobernante o primer ministro es inevitable.
En Italia no ha sido fácil para los dirigentes de los distintos partidos y grupos coincidir. Se recuerda la cantidad de gobiernos durante varios años en la posguerra, no obstante la presencia de líderes tan destacados como Alcides De Gasperi. Las cosas no han cambiado mucho a la fecha. La crisis política actual lo corrobora. Luego de unos comicios en los que ganó un representante de la izquierda moderada, seguido de la derecha, y de un humorista que alcanzó apreciable porcentaje, no ha sido posible avenirse para formar gobierno.
En el régimen parlamentario italiano el Presidente de la República es el encargado de la convocatoria al ganador de la contienda electoral para formar gobierno. Ha llegado a tal punto el impasse que el presidente Giorgio Napolitano aceptó ser reelegido para un nuevo período. Es un hecho inusual que esto ocurra, lo que refleja la complejidad para manejar una situación en la que los políticos no logran ponerse de acuerdo.