El general (r.) Jorge Enrique Mora ha estado en los últimos días en la lupa mediática. En primer lugar, porque el presidente Santos dijo que tanto el excomandante de las Fuerzas Militares como el exdirector de la Policía, general (r.) Óscar Naranjo, ya no estarían de manera permanente integrando el equipo gubernamental en la Mesa de Negociación del proceso de paz con las Farc, que funciona en La Habana.
De inmediato empezaron a circular versiones sobre una pérdida de protagonismo de los dos altos oficiales, pese a que el propio Jefe de Estado no sólo aclaró que Mora y Naranjo seguían en la delegación de negociadores, sino que, además, estarían encargados en Colombia de ir a las divisiones, brigadas, batallones, escuelas, batallones y demás instancias del Ejército, Fuerza Aérea, Armada y Policía Nacional para explicar de manera detallada cómo avanzan las tratativas con la guerrilla en Cuba, qué es lo que hasta el momento se ha acordado, qué falta por pactar y cuáles son los temas sobre los que no se discutirá en lo mínimo con la subversión, como es el caso primordial de la estructura de las Fuerzas Militares, su función en medio del posconflicto, el tamaño de sus contingentes y otros aspectos que corresponden única y exclusivamente al Estado determinar.
Mora, fiel a la cautela con la que ha actuado en estos dos años de tratativas, no quiso entrar en controversia, pese a que a esos rumores iniciales se le sumó luego la versión sobre la supuesta renuncia de unos asesores suyos por diferencias con la forma en que el Gobierno maneja el proceso de paz. Trascendió que los tales asesores son en realidad generales retirados que nunca fueron contratados oficialmente para tal tarea ni tampoco viajaron a Cuba a asesorar el equipo oficial de negociadores. De allí que, entonces, las versiones que circularon sobre una posible molestia de Mora Rangel porque ya no estaría de manera permanente en La Habana y que eso habría presionado también la renuncia de sus presuntos asesores, no tuvo piso real.
Todo lo contrario, el viernes pasado tanto Mora como Naranjo, en compañía del presidente Santos, estuvieron en delegaciones castrenses de Antioquia haciendo pedagogía del proceso de paz entre los mandos y las tropas, así como aclarando las dudas que se sabe existen en la Fuerza Pública sobre los alcances de esta búsqueda de una salida negociada a la guerra. Igualmente, es labor de ambos altos oficiales retirados desmontar una serie de versiones falsas que algunos sectores de la oposición han hecho circular sobre presuntas divisiones en el estamento castrense respecto a lo que se negocia con la guerrilla en Cuba.
La presencia de Mora y Naranjo en la Mesa de Negociación, reforzada ahora por la presencia de cinco generales y un almirante activos en la llamada “comisión para el fin del conflicto” y el desescalamiento de la guerra, no hacen más que confirmar que el rol activo de la Fuerza Pública en el proceso de paz sigue fortaleciéndose.
Mora Rangel ha sabido ponerse por encima de todas las consejas y su presencia en la gira del viernes por varias instancias militares, confirma que sigue firme en la causa del proceso de paz.