Las etapas sobre terreno llano, esas que se definen en los últimos metros, generalmente con un pelotón en el que los gregarios se emplean a fondo para lanzar a los especialistas, ya no son de trámite o de poco interés para los colombianos y todo por cuenta de Fernando Gaviria.
El antioqueño, cuando fue tentado para que dejara la pista, en la que se bañó en oro, y se dedicara a la ruta tenía claro que iba a ser el corredor diferente, que no sería un escarabajo, pero que tenía argumentos para brillar con luz propia. Y no se equivocó.
Ya en el Tour de San Luis, Argentina, mostró lo que podía ser cuando se dio el lujo de vencer nada menos que a Mark Cavendish y ello le valió llegar al Quick-Step, equipo que lo trabajó y lo ha ido llevando paso a paso y, además, le brinda la oportunidad de continuar compitiendo en pista.
A sus 22 años, el paisa ya tiene en su haber ser uno de los dos ganadores de etapa en una de las carreras más importantes del mundo, antes de cumplir los 23 años, en este siglo. El otro es Damiano Cunego.
La primera la obtuvo el domingo en Cagliari, Cerdeña, cuando el gran grupo del Giro de Italia en su versión 100 se despedía de la isla y se dio el lujo de vestir la camiseta rosada, pero teniendo bien claro que cuando apareciera el primer pico, la entregaría.
Además, el antioqueño, con sus dos victorias en el centenario del Giro, está contribuyendo para que Colombia ascienda considerablemente entre los países que más fracciones han ganado allí. Ya son 23.
Gaviria ganó ayer al sprint el quinto tramo en Mesina (Sicilia), lo que le valió que lo empiecen a llamar el auténtico rey de las islas, aunque en realidad despunta es como el verdadero nuevo monarca de los embalajes.
De paso, Bob Jungels, su compañero luxemburgués, conservó el maillot rosa de líder en la meta de la ciudad natal de Vincenzo Nibali, ganador del Giro 2016, que recibió una calurosa bienvenida y de paso aceptó que otro colombiano, Nairo Quintana, no es de sus afectos.
Gaviria aventajó en la línea de meta al italiano Jakub Mareczko y al irlandés Sam Bennett tras 159 kilómetros de recorrido. El alemán André Greipel fue cuarto en esta etapa, la última en Sicilia.
“¡Qué gran día!”, reaccionó Gaviria después de celebrar la victoria junto con sus familiares en la meta.
Como en su triunfo del lunes, Gaviria se aprovechó del trabajo de su compañero argentino Maximiliano Richeze, fenomenal en su labor de lanzador, para imponer su potencia en un sprint en el que el tren delantero lo habían manejado los ciclistas del Bora.
A Gaviria ya no se le debería pedir más en este Giro, el primero que disputa, porque seguramente en la montaña va a sufrir, pero el paisa tiene la esperanza de terminar la carrera y mientras esté en competencia, la ilusión de que consiga otro triunfo está latente.
“Estoy muy feliz con las dos victorias, las piernas me respondieron como yo quería. El equipo ha estado perfecto, me ha llevado en el momento más adecuado, con el viento de cara a la línea de meta”, añadió el que ahora es el líder de la clasificación por puntos.
“Espero llegar a Milán. Si alcanzo el final del Giro seré otro Fernando, el chico se habrá convertido en un hombre”, añadió Gaviria, espectacular en el arranque de su primera gran carrera por etapas.
“Enorme Fernando Gaviria, segunda etapa en el Giro de Italia. Ejemplo de tenacidad y orgullo para todos los colombianos”, escribió en Twitter el presidente colombiano Juan Manuel Santos.
Para José Jaime González, el Chivo, quien lo conoce al dedillo, El Misil dará mucho de qué hablar porque la potencia de sus piernas lo catapulta para convertirse en favorito en cuanta etapa se defina en los metros finales, tanto en el Giro de Italia, la Vuelta a España o en el Tour de Francia, en el que podría incursionar en un par de años, cuando ya esté más maduro.
Con los especialistas
Durante los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro anunció que se iba de la pista y se dedicaría a la ruta, decisión entendible porque corriendo para un equipo profesional se puede asegurar su futuro económico.
Y no demoró en encontrar ese equipo que vio todo su potencial, luego de que ganara la primera y tercera etapa del Tour de San Luis, con finales al sprint imponiéndose en el embalaje por delante de corredores ProTeam como Mark Cavendish y Sacha Modolo.
Su primera carrera por etapas de categoría UCI World Tour fue la Tirreno-Adriático, donde el 11 de marzo de 2016 y venció en la tercera fracción imponiéndose en un espectacular sprint ante corredores de primer nivel, logrando así su primera victoria en una carrera de la máxima categoría de ciclismo en ruta masculino.
En el Tour de Polonia consiguió vencer al sprint en la 2ª etapa consiguiendo el maillot amarillo de líder y dos días después venció en la 4ª etapa, ratificando su liderato.
La temporada en Europa la finalizó de manera espectacular ganando la clásica París-Tours en Francia, donde se llevó todos los elogios al imponerse de manera inteligente y audaz haciendo un gran sprint a falta de 700 metros para la línea de meta, sobre los mejores embaladores.
Este año es el segundo con el equipo belga Quick-Step Floors como uno de los rematadores referentes. Sus primeras carreras de la temporada fueron la Vuelta a San Juan, logrando dos victorias de etapa y en la Vuelta al Algarve consiguiendo un tramo. En marzo compitió en la Tirreno-Adriático, en donde obtuvo una etapa.