Gas y golpes: el silencio del poder electoral en Venezuela | El Nuevo Siglo
Viernes, 10 de Junio de 2016

NO ES una escena de película, es el día a día en Venezuela. Las vías de hecho y la represión policial cada vez se han vuelto más comunes en las calles de Caracas o Maracaibo. Ayer, en medio de insultos, golpes y gases lacrimógenos, diputados opositores y sus simpatizantes protestaron ante la sede del poder electoral para exigir la fecha de ratificación de las firmas que activarán el referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, pero  unos minutos más tarde fueron sacados a puños y “garrote” por seguidores chavistas y la Policía Nacional Bolivariana (PNB).

 

Desde temprano, los opositores coreaban "Revocatorio", "Tenemos hambre", frente a las puertas del Consejo Nacional Electoral (CNE). Policías y militares, que custodiaban el edificio, lanzaron gases para dispersar a los manifestantes, mientras que militantes chavistas agredieron con palos a Julio Borges, jefe de la bancada parlamentaria de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

 

Borges, que se protegía con un casco de seguridad, fue golpeado con un tubo metálico y recibió puños y patadas, lo que le provocó un sangrado nasal. El diputado acusó a un general de la militarizada Guardia Nacional de haber ordenado el desalojo de los diputados y dejarlos sin protección frente a los llamados "colectivos" chavistas y  sostuvo que el bloqueo se produjo pese a que diez parlamentarios -de cerca de 70 que acudieron al lugar- tenían autorización para reunirse con un directivo del CNE.

 

"Íbamos en paz a pedir ser escuchados como cualquier venezolano. Sin embargo, las rectoras (del CNE) se negaron atendernos. Ellas creen que están por encima de la Constitución, del pueblo", declaró Borges, con la nariz ensangrentada.

 

Los diputados pretendían entrar al CNE para reclamar la hoja de ruta del referendo, luego de que el martes se les anunció que de las 1,8 millones de firmas que presentó la MUD el 2 de mayo para activar el referendo, son válidas 1,3 millones, seis veces más que el mínimo de 200.000 requeridas por norma.

 

Casi 40 días después de entregadas las rúbricas, la MUD, que domina el Parlamento, aún no completa el primer paso del engorroso proceso de referendo, pues el CNE no ha definido la fecha de confirmación de las firmas, un proceso que debe hacerse en cinco días, con máquinas que cotejan la huella dactilar.

 

En otro punto de la ciudad, más de un centenar de estudiantes que no lograron marchar hacia el CNE por el fuerte despliegue policial, se manifestaba en el sector sureste, gritando: "Y va a caer, este gobierno va a caer". Efectivos de seguridad rociaron gas pimienta y mantenían controlada la protesta.

 

Ante las manifestaciones opositoras, el gobierno de Maduro convocó a sus seguidores a marchar hasta el palacio presidencial de Miraflores. El Gobierno sostiene que a la oposición no le interesa el referendo, sino generar violencia para provocar una intervención extranjera.

 

"La válvula de escape"

Acusándolo de servir al gobierno, la MUD sostiene que el CNE demora todo para evitar que el referendo se haga antes de 2017 -cuando se cumplen cuatro años del mandato presidencial-, pues si se hace este año y Maduro pierde se llamará a elecciones. Si se efectúa el año próximo, sería sustituido por el vicepresidente nombrado por el gobernante.

 

"No vamos a permitir que nos conculquen el derecho de los venezolanos de salir de este gobierno de ladrones, de corrompidos, mediante el referendo revocatorio en 2016, no el 2017 ni el 2018, este año", afirmó el presidente del Parlamento, Henry Ramos Allup, junto a Borges.

 

Según las encuestas, de seis a siete de cada diez venezolanos apoya un cambio de gobierno. Para revocar el mandato de Maduro, la oposición necesita más de los 7,5 millones de votos con que fue elegido en 2013 tras la muerte de Hugo Chávez, quien gobernaba desde 1999.

 

"Esto, en un país polarizado, no puede darse el lujo de un árbitro que no termina de decidir las cosas, que no está siendo claro pese al clima político y social", opinó Ignacio Ávalos, director de la ONG Observatorio Electoral Venezolano (OEV).

 

Las protestas se han vuelto cotidianas al agravarse la escasez de alimentos y medicinas, y el alza del costo de vida, pues el país petrolero tiene la inflación más alta el mundo: 180,9% en 2015 y proyectada al 700% por el FMI para 2016. Para la oposición, el referendo "es una válvula de escape".

 

La MUD exige que el CNE fije la fecha de confirmación de firmas, que podría ser del 16 al 20 de junio según una versión extraoficial, a fin de pasar a la segunda etapa: la recolección de otras cuatro millones de rúbricas (20% del registro electoral) para convocar el referendo.

 

El abogado constitucionalista José Ignacio Hernández opinó que el órgano electoral violó sus propias normas, que establecían cinco días para el proceso de revisión de firmas, al haber pasado ya 40 días desde que fueron presentadas.

 

"No hay forma de justificar el silencio administrativo del CNE en dar respuesta a un trámite que el propio CNE inventó", aseguró Eugenio Martínez, experto en temas electorales.

 

El vocero de la MUD, Jesús Torrealba, advirtió que el CNE pretende usar un mecanismo en su página web "de exclusión de firmas" en la fase de ratificación, para que quienes deseen puedan consignar su "arrepentimiento".

 

"Eso, por supuesto, es un pretexto para abrir una cacería de brujas inmensa en los ministerios y en las oficinas de la administración pública", aseguró. El número dos del chavismo, el diputado Diosdado Cabello, ha advertido que los funcionarios que firmaron para pedir el referendo deben ser despedidos. /ENS con AFP