Gardeazábal se salió de la ropa | El Nuevo Siglo
Miércoles, 28 de Agosto de 2013

Gardeazábal se salió de la ropa. En el portal Las 2 orillas apareció la indignada protesta del escritor vallecaucano Gustavo Álvarez Gardeazábal por el tratamiento que le dieron los organizadores de la venidera Feria del Libro de Medellín.

“¡Mi presencia no les honra, les estorbo, les huelo a la mierda que les saben mis éxitos y mi felicidad!”, dice la enérgica  carta que originó una “desinvitación” a la referida reunión cultural de la capital antioqueña.

Historia en detalle. Gardeazábal (uno de los puntales de La Luciérnaga) había aceptado excepcionalmente participar en la Feria del Libro y la Cultura de Medellín para presidir el lanzamiento del libro La revolución radical en Antioquia 1880, de Jorge Isaacs.

Sin embargo, no figuró en el cartel publicado por la Feria en la revista Arcadia, en el que aparecían todos los invitados, con lo cual dedujo que por alguna razón había sido vetado.

El veto. Esta es la dura carta que envió el escritor a Jairo Osorio, director de Ediciones Unaula, el Fondo Editorial de la Universidad Autónoma Latinoamericana, que editó el libro que presentaría Gardeazábal.

“Jairo: 1. Hice un acto de arrepentimiento para aceptar volver a dejarme manosear por los escritores de este país que siempre me han hecho el vacío y acepté, (en un acto estúpido de vejete ilusionado), y al mismo tiempo, ir en septiembre a Cúcuta a la Feria del Libro de la Frontera y a Medellín a presentar el libro de Isaacs sobre la revolución de 1880 en la Fiesta  Anual del Libro. Creía que la edad, el ser doctor honoris causa y el haber llegado a 43 años ininterrumpidos de publicar una novela como Cóndores, que se lee y se comenta y se estudia, me daba respetabilidad.

2. En el aviso oficial de la Fiesta del Libro de Medellín, publicado en  la revista Arcadia, aviso de 2 páginas, donde se incluyen los escritores invitados a la fiesta del Libro de Medellín, que dirige Juan Diego Mejía, mencionan 108 personas, pero a mí no me incluyen.

3. Se vuelve así a la misma actitud de siempre: desconocerme. Antaño porque no fui marxista, después porque no dejé de ser provinciano, siempre por altanero, ahora porque soy un viejo con éxito y popularidad nacional que no tienen ninguno de esos escritores que convocan.

4. Si a mis 68 años no identifico en donde les fastidia mi presencia, habría perdido todo lo que he aprendido en la vida. Juan Diego Mejía sabía que yo iba. Tú le pediste el turno y el espacio para que la editorial de Unaula presentara el libro de Isaacs. Si mi nombre honrara el certamen lo ponen en el aviso. No los honro, les estorbo, ¡les huelo a la mierda que les saben mis éxitos y mi felicidad!

Entiéndelo, no es una pataleta de vedette (que mucho me hubiera gustado antaño hacer para que públicamente se volviera escándalo), es un razonamiento por respeto a tus ilusiones  de editor y amigo”.