El desempeño de la intermediación laboral es una labor que está cobrando cada vez mayor incidencia en el objetivo del Gobierno para frenar el desempleo.
Sin embargo, en el país se busca empleo, principalmente, a través de contactos personales como amigos, familiares o conocidos.
Sólo el 33,5% de las personas utiliza canales formales como el envío de hojas de vida a empleadores (20,6%), o intermediarios (4,0%), la presentación a convocatorias (4,1%), el Servicio Público de Empleo del SENA (0,7%) e Internet u otros medios (2,1%).
En contraste, cuando se mide la efectividad, los medios más utilizados no son necesariamente los mejores. Se encuentra que el Servicio de Empleo del SENA es uno de los más efectivos (95,9%) frente al canal informal de los contactos personales que alcanza un índice de efectividad del 84,1%.
Otro intermediador importante son las Empresas de Servicios Temporales (EST), cuyo índice de efectividad es de 96,8%. El 54% de los asalariados usó las EST para obtener su empleo actual. Lo que convierte a este método en uno de los mecanismos formales de intermediación laboral más utilizados para la consecución de empleo en el país.
Por otro lado, al efectuar un diagnóstico por características socioeconómicas de los individuos, se encuentra que personas con bajos niveles educativos, pertenecientes a los estratos bajos y que viven en zonas rurales son las más propensas a los canales informales.
Esta situación muestra la necesidad de promover el uso de métodos formales entre los sectores más vulnerables de la sociedad con el fin de agilizar su proceso de búsqueda.
De allí la importancia que el Gobierno ha enfocado parte de su trabajo en la creación del Servicio de Empleo que facilita los procesos de articulación de los individuos en el mercado de trabajo, para lo cual determinó 4 metas fundamentales: la orientación laboral para los buscadores de empleo y los empleadores, la reducción del tiempo y del costo informacional de la búsqueda de empleo, la disminución de los índices de desocupación y la generación de garantías institucionales para que los individuos tengan acceso a puestos de trabajo dignos y de calidad.
Además de estas 4 metas, el Servicio de Empleo hace que la persona encuentre empleo de acuerdo a sus capacidades (es decir, no sea subempleada), que consiga empleo formal y, por ende, que se establezcan políticas eficaces que reduzcan la probabilidad de caer en la informalidad.