Los restos de 28 niños calcinados en un autobús en Colombia fueron enterrados este miércoles en Fundación, su poblado de origen, tras recibir un último homenaje diez días después de su trágica muerte.
Los pequeños ataúdes blancos, de menos de un metro de largo, fueron llevados a las bóvedas para sepultarlos tras una ceremonia católica, a la que asistió el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.
El presidente llegó a la misa acompañado de su mujer y salió sin hacer declaraciones, mientras algunos familiares gritaban "¡presidente, escúchenos!".
La caravana fúnebre llegó al cementerio Ángeles de Luz de Fundación, rebautizado así en memoria de los niños, tras recorrer varios kilómetros desde la ciudad de Barranquilla, donde se llevó a cabo el lento proceso de identificación de los cuerpos con pruebas de ADN.
Vestidos de blanco y aislados de la prensa, los familiares aguardaron por varias horas la llegada de los cofres bajo carpas que los cubrían del intenso calor. Uno a uno fueron bajados en hombros y puestos sobre mesas junto a fotografías, observaron periodistas de la AFP.
"Los niños no mueren/solo van al cielo", cantaba una mujer mientras al fondo uno de los familiares caía desmayado.
- "El dolor no termina aquí" -
Los menores murieron carbonizados en el vehículo en el que regresaban de un servicio religioso el 18 de mayo.
El fuego se inició cuando el conductor del autobús intentó reiniciar la marcha inyectando gasolina al carburador a través de una manguera.
Treinta y tres niños fallecieron, la mayoría en el momento. Cinco de los cuerpos fueron enterrados días atrás y los restantes 28 depositados en bóvedas en el cementerio de Fundación, un empobrecido poblado del norte colombiano.
"El dolor no termina aquí con el sepelio. Esto continuará en nuestros corazones", murmulló un familiar que evitó identificarse.
Luego de la tragedia, la fiscalía reveló que el vehículo transitaba ilegalmente y que el conductor no tenía licencia de manejo.
El hombre y el pastor evangélico que organizó el servicio religioso están presos y enfrentan una condena de hasta 60 años de prisión por homicidio culposo agravado.
Este miércoles, antes de recibir sepultura, varios de los menores fueron bautizados de forma póstuma bajo el rito católico.
"Este dolor nunca se les va a quitar. Mis hijos siguen con la esperanza de que Dios les dé un hijo", dijo Benjamín Pacheco, abuelo de dos de los niños.
Banderines blancos y morados adornaron el camino hacia el campo santo a ambos lados de la vía.
"Después de la ceremonia vamos a sembrar 33 árboles (...) que representan la vida de cada uno de sus hijos", dijo la alcaldesa de Fundación, Luz Estela Durán.
Cientos de policías, bomberos y socorristas acompañaron el acto.
"Calculamos que unas 10.000, 12.000 personas van a estar llegando hasta el cementerio", declaró a la AFP el coronel Adán León, comandante de la policía en el departamento de Magdalena, en cuya jurisdicción está Fundación.
Uno de los menores, Mauricio Valle, de cuatro años, viajaba por primera vez en el autobús de uso escolar.
"La primera vez que fue a la iglesia él no montó porque lo dejó la buseta. Pero la segunda vez (el domingo del incendio), yo me levanté más temprano y le hice el teterito (biberón)" para que fuera, dijo a la AFP Maryuris Rodríguez.
Ante la falta de transporte público en el municipio, los habitantes se transportan usualmente en motos particulares que funcionan como taxis (mototaxis). Un paseo en "buseta" (autobús pequeño) era la atracción para muchos niños cada domingo.