Fuerza descendiente | El Nuevo Siglo
Lunes, 31 de Octubre de 2011

Al elaborar estas líneas, prevalecía ayer en los respectivos directorios nacionales la idea de que el Liberalismo y el Conservatismo no alcanzarían los resultados electorales imaginados la semana pasada. El abstencionismo electoral se manifestó de nuevo como gran adversario de los dos partidos tradicionales. La Dirección Nacional Liberal esperaba 680 alcaldes y 23 gobernadores lo mismo que mayorías en 22 Asambleas y 637 concejos. El Conservatismo, más realista, calculaba 12 gobernaciones, 520 alcaldías y posición mayoritaria en 13 asambleas y 480 concejos. Hay, a la fecha, 1.102 cabildos y 32 asambleas. Movimientos de origen cívico, unos, y otros, de fines regionales colman los espacios dejados por liberales y conservadores. Como desde su fundación a fines de los años 20 del siglo pasado, la izquierda domina en seis concejos y su peso en las asambleas no es significativo.

 

Embarazo electoral


Varios municipios de las costas Atlántica y Pacífica fueron objeto ayer de adiciones ilegítimas a la respectiva votación popular. Como se insinuó, el problema no cubrió a todos los 10.282 puestos de votación instalados sino a un cierto número donde los caciques políticos de turno optaron por mantener, hasta 2014, su poder sobre alcaldes y concejos. Para este resultado organizaron las llamadas “urnas embarazadas”. Las cajas donde se suele depositar el voto llevaban en su interior dos espacios: uno en el cual caían las papeletas legítimas y otro colmado con los votos deseados o necesitados por el cacique político. Al cerrar las elecciones, los votos ilegítimos eran contabilizados como legales.

 

Biometrización


El presidente Santos y Enrique Peñalosa fueron ayer los primeros vecinos de Bogotá, como votantes, en ser objeto de la biometría, o método para identificar personas sin mínimo error. Hubo también un municipio donde los pobladores decididos a votar necesitaron todos someterse a aparatos de “control biométrico”. Es Soledad, en el Atlántico, inserto en el área urbana de Barranquilla, que padece, justa o injustamente, la fama de tener siempre elecciones  corruptas.