Cuando todo hacía prever que sería la noche de su colega en la portería opuesta, Sebastián Viera, el guardameta de Nacional, Franco Armani,apareció en la definición por penales y puso su cuota para que los verdolagas se alzaran con la estrella 14. Armani fue poco exigido en el encuentro que terminó 2-1 a favor de Nacional, en gran medida porque la dinámica del partido consistió en que los antioqueños atacaban y buscaban el gol por todos los flancos mientras que el Junior se defendía a ultranza.
Armani hace parte del innovador sistema de rotación de Juan Carlos Osorio, a pesar de que su posición, de acuerdo con la ortodoxia futbolística, es la que menos se suele rotar, pero en los últimos encuentros parece haberle sacado definitivamente el puesto tanto a Luis “Neco” Martínez como a Cristian Bonilla.
Armani y Viera fueron las dos caras de una moneda que el de los guantes en el fútbol conoce muy bien: la ingratitud del puesto de arquero. Mientras que anoche el guardameta uruguayo pasaba de héroe a villano en cuestión de 20 minutos, el argentino esperó pacientemente sin mucho trabajo hasta que llegara su hora de lucirse en la definición del título.