Francisco y las amenazas a la paz | El Nuevo Siglo
Foto archivo Agence France Press
Jueves, 10 de Agosto de 2017
Hernán Olano

Cuando en 2016 se desarrolló en el Consejo de Seguridad de la ONU un foro sobre las ''Amenazas a la paz y a la seguridad internacional causadas por actos terroristas'', evento que vino a darse en un momento en el que todas las regiones del mundo se enfrentan a los efectos inhumanos del terrorismo, - no solo Colombia-.

Pero todo esto podría combatirse si  los gobiernos se comprometen con la sociedad civil para hacer frente a los problemas de las comunidades con mayor riesgo de reclutamiento y de radicalización y conseguir su integración social serena y satisfactoria, ya que a menudo, esos combatientes proceden de familias pobres, decepcionados por lo que perciben como una situación de exclusión y falta de valores de algunas sociedades opulentas, como también lo señaló el Secretario de Estado de la Santa Sede, Cardenal Pietro Parolín.

Para poner fin al nuevo fenómeno del terrorismo, el objetivo es lograr el entendimiento cultural entre los pueblos y países, y que la justicia social es esencial para todos; de hecho, el Centro Internacional para el Diálogo Interreligioso e Intercultural Rey Abdalá bin Abdulaziz (KAICIID), con sede en Nueva York (EE.UU) formuló el 25 de septiembre de 2014 una declaración de principios, firmada por los ministros de Exteriores de Austria, Arabia Saudita y España, así como por el Padre Miguel Ángel Ayuso Guixot, M.C.C.J., Secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, en calidad de Observador de la Santa Sede, para enfrentar conjuntamente la violencia y la crisis humanitaria en el norte de Irak y Siria, así como en otras regiones del mundo. La declaración fue también aprobada por unanimidad por el Consejo de Administración del KAICIID, en el que están representadas las principales religiones del mundo: budismo, cristianismo, hinduismo, islam y judaísmo.

Ese Centro Internacional, KAICIID, centró su declaración en los siguientes puntos: “Condenamos los conflictos violentos en el mundo y, todavía más, la violencia cometida en nombre de la religión; pedimos el fin de la hostilidad violenta. Deploramos la pérdida de vidas y elogiamos a los que tratan de aliviar el sufrimiento, así como aquellos que se esfuerzan por promover el bienestar, la armonía y la paz. Nos oponemos a la instrumentalización de la religión para hacer la guerra. Condenamos enérgicamente el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, sea quien sea el que lo cometa, y cualesquiera que sean qué propósitos. Condenamos el discurso del odio y del extremismo que incitan a la violencia y alimentan el prejuicio”.

 

El Santo Padre, tendiendo puentes para el dialogo interreligioso, ha sorprendido con la política exterior vaticana, pues luego de su fructífero viaje por América Latina, antesala del encuentro con los líderes cubano y estadounidense, programado para el mes de septiembre y en el cual se reafirmará la intercesión pontificia para el restablecimiento de relaciones diplomáticas en el último escollo de la guerra fría caribeña, Francisco ha sorprendido con algunas respuestas en la rueda de prensa de su viaje de regreso desde Paraguay, dentro de las cuales estuvo el comprender el contexto del arte en el momento en que se produjo, esto para despejar las especulaciones y dudas con ocasión del regalo del crucifijo clavado en la cruz que le obsequio el presidente boliviano Evo Morales, que se resume en tres preguntas: ¿Qué mensaje ha querido dar a la Iglesia en América Latina en estos días? ¿Y qué papel puede jugar la Iglesia latinoamericana, como signo para el mundo?, aún quedan por contestar en febrero cuando viaje a México.

Sin embargo, podríamos anticipar estas respuestas: ''La Iglesia de América Latina tiene una gran riqueza es una Iglesia joven… con una cierta frescura, incluso con cierta informalidad… También cuenta con una teología rica, de investigación... Es un pueblo - y la Iglesia es también así - que es una lección para nosotros, para Europa, donde la baja natalidad es preocupante y también las políticas para ayudar a las familias numerosas son pocas. La riqueza de este pueblo y de esta Iglesia es que se trata de una Iglesia viva. Creo que tenemos que aprender de ellos porque de lo contrario, si no hay niños... Es lo que me preocupa tanto cuando hablo de descarte: se descarta a los niños, descartamos a los ancianos, con la falta de puestos de trabajo se descartan los jóvenes. Por eso, los pueblos nuevos, los pueblos jóvenes nos dan más fuerza. No hay que tener miedo de la juventud y la frescura de esta Iglesia que dará tantas muchas buenas.

También se ha firmado este año un acuerdo nuclear con Irán, resultado importante de las negociaciones llevadas a cabo, pero que requiere la continuación del esfuerzo y del compromiso de todos para que dé frutos. Se espera que dichos frutos no se limiten solo al ámbito del programa nuclear, sino que se extiendan a otros sectores, ya que ese acuerdo nuclear establece que el programa de enriquecimiento de uranio sea limitado y supervisado por un periodo de hasta 25 años, mientras que el 95 por ciento de uranio ya producido por Irán deberá ser diluido o enviado al exterior, seguido de unos "controles estrictos" de hasta un cuarto de siglo de todas las actividades nucleares iraníes por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Así, desde el 14 de julio se eliminaron las sanciones internacionales que pesaron sobre Irán, el cual, a cambio no podrá acceder a la bomba atómica.

Ante tales circunstancias, se previó darle como contrapartida levantar todas las sanciones económicas y diplomáticas impuestas a Irán por su programa nuclear y marca una nueva e importante etapa entre este país islámico y las naciones del Grupo P5 + 1, que reúne desde 2006 a la República Islámica de Irán con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, incluido Alemania. Lo importante, es que el pronunciamiento del Vaticano, abre camino para que Francisco siga siendo la columna moral para creyentes y no creyentes.

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