El papa argentino Francisco conmemora este jueves su primer año como pontífice lejos del mundanal ruido, en un convento en las afueras de Roma, de donde pidió con un tuit a sus seguidores que lo acompañen con oraciones en su tarea de líder de la Iglesia católica.
"Recen por mí", tuiteó el papa en su cuenta @pontifex en nueve idiomas, repitiendo la misma frase con la que sorprendió al mundo cuando apareció por primera vez hace un año en el balcón de la basílica de San Pedro.
Respetando su estilo imprevisible, Francisco, elegido la tarde del 13 de marzo del 2013, optó por pasar estas fechas lejos del Vaticano, para llevar a cabo ejercicios espirituales en una residencia religiosa de la localidad de Ariccia, al sureste de Roma, acompañado por 83 cardenales, obispos y religiosos.
"No ha querido nada especial o diferente de lo que siempre ha hecho. Es coherente con su estilo de pontificado: sobrio", comentó a la AFP el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
El viernes, el papa regresará al Vaticano en un autobús tras haber pasado seis días dedicado a la reflexión espiritual por la Cuaresma.
La ausencia de papa del Vaticano, lejos de la muchedumbre, es considerada otro gesto de sobriedad del pontífice argentino, que renunció a todo tipo de lujos, usa un lenguaje directo y claro y se deja tocar y abrazar por fieles durante las audiencias públicas.
Para recordar esa jornada histórica, cuando el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, fue elegido como el sucesor de Benedicto XVI, el primer papa que renunció en siete siglos, los llamados "papa-boys", --una organización de jóvenes católicos fundada bajo Juan Pablo II--, convocaron una jornada de oración en una iglesia cerca del Vaticano.
El "papa de la gente"
El "papa de la gente", el primer papa jesuita y latinoamericano de la historia, que en un año ha cambiado la imagen de la Iglesia católica, sacudida por escándalos de pedofilia y corrupción, está tratando de calmar las luchas intestinas dentro de la Iglesia.
En una entrevista al diario italiano Il Corriere della Sera, Francisco contó que decidió cumplir esos retiros espirituales fuera del Vaticano porque en el pasado algunos colaboradores "escuchaban las prédicas y volvían a trabajar", sin cumplir con ese ayuno físico y mental que considera clave para abandonar la vida mundana y de derroche que afecta tanto a la desprestigiada Curia Romana.
En un año, el papa latinoamericano ha transformado el modo de percibir al pontificado presentándose como el "párroco del mundo" y rechazando con gestos y hechos que lo traten como a un monarca absoluto, inaccesible, según coinciden vaticanistas y expertos en asuntos de la Iglesia.
"Pintar al papa como si fuese una especie de Superman, una especie de estrella, me resulta ofensivo. El papa es un hombre que ríe, llora, duerme tranquilo y tiene amigos como todos. Es una persona normal", lamentó el mismo papa en la entrevista.
Cientos de mensajes y tuits de todo el mundo, tanto de autoridades como de gente común, han sido enviados este jueves para rendir homenaje a Francisco en su aniversario.
Más de 12 millones de "followers" siguen al papa a través de su cuenta en twitter, un éxito comparable sólo al del presidente estadounidense Barack Obama.
Durante su primer año de papado, Francisco ha empleado las redes sociales para transmitir sus mensajes, lanzando hasta ahora 281 tuits.
- Una popularidad sorprendente -
Mostrando el rostro humilde y sencillo de la Iglesia, el papa ha cosechado una sorprendente popularidad, que ha alcanzado cifras récord en Argentina e Italia.
Según un sondeo del diario La Nación de Buenos Aires, el 93% de los argentinos tienen una visión positiva del papa, mientras en Italia su popularidad llega al 87%, según el centro de estudios Eurispes.
"En menos de un año, Francisco consiguió revitalizar a una Iglesia triste y apagada, que se sentía acosada por enemigos de fuera e intrigas de dentro", sostiene en una nota el director de la página católica Religión Digital.
Si bien no caben dudas de que la imagen de la iglesia cambió en un año, han surtido muchos interrogantes sobre la llamada "revolución pacífica" que Francisco quiere llevar adelante dentro de la entidad.
"Existen muchas resistencias", reconoció Andrea Tornielli, vaticanista de La Stampa, al recordar que ya la palabra "revolución" dentro de la Iglesia genera todo tipo de temores.
Sectores progresistas, como el movimiento Somos Iglesia, temen que no logre responder a las expectativas que ha suscitado entre los divorciados que se vuelven a casar, en las madres y padres solteros, en las parejas de hecho, en los homosexuales, en los que defienden la contracepción.
También esperan que se rehabilite a los sacerdotes y teólogos sancionados por sus opiniones, en particular los latinoamericanos de la teología de la liberación, con los que ha iniciado un lento acercamiento.
Estos son temas que el mismo Francisco ha puesto abiertamente sobre el tapete, siguiendo el ejemplo de Juan XIII hace medio siglo.