El papa Francisco urgió a los religiosos mexicanos a no resignarse ante la violencia, el narcotráfico y la corrupción, en una misa celebrada en Michoacán, estado occidental aterrorizado durante años por el cártel pseudorreligioso Los Caballeros Templarios.
"¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas?", preguntó el papa en una festiva misa ante millares de religiosos y seminaristas. "Frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio: la resignación", advirtió.
Poco antes, decenas de miles de personas, la mayoría sacerdotes, monjas y seminaristas, recibieron a Francisco con cantos y bailes en un abarrotado estadio, durante el cuarto día de su visita a México.
La "resignación no solo nos atemoriza sino que nos atrinchera en nuestras sacristías y aparentes seguridades", sostuvo el papa en un estado con una fuerte tradición religiosa.
El papa pidió a los sacerdotes y monjas arriesgarse para transformar la realidad violenta y evitar convertirse "empleados" o "funcionarios" de la empresa de Dios.
Francisco llevó el báculo de Vasco de Quiroga, el primer obispo de Michoacán, que durante la época de la colonia dedicó su vida a los indígenas purépechas de esa región, que le pusieron el mote de "Tata Vasco".
En la celebración, Francisco recordó que Vasco de Quiroga se encontró con "indios vendidos, vejados y vagabundos", y lo evocó como un ejemplo.
Lejos de llevarlos a la tentación de la resignación "movió su fe, movió su vida, movió su compasión" e hizo propuestas que fueron "respiro ante esta realidad tan paralizante e injusta".
La visita del papa a Michoacán se realiza en medio de una férrea vigilancia, en una región en la que en 2013 un sacerdote llegó a tener que celebrar la eucaristía portando un chaleco antibalas.
Con amenazas que incluso han acabado en muertes, Michoacán es uno de los estados más peligrosos para los curas mexicanos, que no han escapado de la violencia de los cárteles de la droga.
La violencia que han ejercido La Familia Michoacana y el escindido cártel Los Caballeros Templarios en este estado, llevó en 2013 a campesinos a formar milicias para defenderse de estas organizaciones criminales que extorsionaban, secuestraban y mataban en las diferentes comunidades.