El papa argentino Francisco trazó el perfil del diplomático de la Santa Sede, el cual debe ser ante todo "alérgico a la mundanidad", dijo al recibir a los nuncios o embajadores del Vaticano en todo el mundo.

En su discurso, pronunciado ante 148 nuncios y representantes pontificios en función y retirados, el Papa evitó hablar de asuntos de política internacional e ilustró más bien su visión de la Iglesia.

El Papa los invitó a ser "mediadores y no intermediarios" y explicó que el trabajo en las nunciaturas "exige una gran libertad interior", por lo que deben "estar libres de toda ambición o miras personales, que tanto daño hacen a la Iglesia", dijo.

También les pidió que procuren "poner siempre en primer lugar no la realización propia o el reconocimiento que podrían recibir dentro y fuera de la comunidad eclesial, sino el bien superior de la causa del Evangelio y la realización de la misión que se les confía", precisó.

Francisco instó a los miembros de la prestigiosa academia diplomática de la Santa Sede a ser independientes "incluso con respecto a la cultura y la mentalidad de la que provienen, no para olvidarla y mucho menos para renegar de ella, sino para estar abiertos, en la caridad, a la comprensión de otras culturas y al encuentro con hombres de otros mundos muy alejados".

El Papa argentino aseguró que es necesario establecer una relación personal entre el pontífice y sus representantes en todo el mundo para poder transmitir su mensaje.

"Tenemos mucho trabajo... hay que construir la Iglesia entre los obispos y el obispo Roma", dijo al referirse a la necesidad de un mayor diálogo y colaboración interna, entre los temas que deberá abordar con la reforma de la Curia Romana que el pontífice argentino está estudiando.